El fuego ha reducido a cenizas varias naves del polígono de Son Castelló y Mercapalma. | Alejandro Sepúlveda

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Ocho naves industriales y las oficinas de una compañía hotelera destruidas y otra nave y un local comercial afectados por el humo es el resultado de los incendios registrados el sábado en el polígono de Son Castelló y en Mercapalma. Los daños materiales son cuantiosos y decenas de trabajadores se han visto perjudicados por estos siniestros, cuyas causas serán investigadas por la Policía Científica una vez que se den por finalizadas las labores de extinción. Los fuegos quedaron controlados ayer, aunque los bomberos todavía tardarán unos días en concluir la extinción, ya que deberán seguir trabajando dos o tres días más, según explicó ayer un mando.


El incendio de Son Castelló se inició por la tarde, cuando un joven que estaba acondicionando una limusina y una embarcación acercó un bote de cola a un foco eléctrico. El fuego se propagó con rapidez y fue devastador. Ha destrozado siete naves y unas oficinas y el humo ha afectado a otra, donde hay una empresa gráfica, así como a un local comercial. Varias de las siete naves destrozadas se encontraban en alquiler, por lo que estaban vacías, y en otras había una tienda de muebles y un taller mecánico. Encima de las naves, ocupando una superficie de 2.100 metros cuadrados, se encontraban las oficinas de la central del grupo hotelero Blue Bay, que también han quedado inservibles. Responsables del grupo explicaron ayer que «los ordenadores, servidores y todo lo que había ha quedado destrozado, hay 28 personas trabajando aquí y mañana por la mañana (hoy para el lector) nos reuniremos para ver lo que hacemos». Los responsables intentaron recuperar ayer material informático entre los destrozos.

Fuentes de los Bombers indicaron que aproximadamente el 60 por ciento de la estructura de las siete naves y las oficinas se ha venido abajo, y lo que queda tendrá que ser derribado.


Sobre las 21.00 horas del sábado se detectó el fuego en la nave de Mercapalma. Se trata de las instalaciones de la empresa Frimar Panaderos Baleares, que ocupaban una superficie de 12.000 metros cuadrados y que han quedado en siniestro total. Isabel Martínez, directora general del grupo Panestar, afirmó ayer que «la nave no sirve para nada, hay que levantar otra y seguir adelante porque en Baleares tenemos bastante facturación». La empresa elabora masas congeladas de pan y bollería y entre sus clientes se encuentra la cadena se supermercados Eroski.
Martínez indicó que en las instalaciones de Mercapalma había 45 personas trabajando y esta mañana se reunirán para reorganizarse. «Tengo que decir que mi equipo es el mejor del mundo y tengo que agradecerles el trabajo que están haciendo. Nuestra empresa en Valencia también se ha volcado con nosotros para resolver el problema, han enviado productos desde allí en camiones y ya hemos alquilado una plataforma logística para sacar adelante el suministro en toda la Isla. Esperamos que no se vea afectado y poder seguir repartiendo como siempre», manifestó Martínez.

A lo largo del día de ayer, trabajadores de la nave de Mercapalma destrozada por las llamas, así como de las empresas destruidas en Son Castelló, se acercaron a ver el estado en que habían quedado. Muchos de ellos, con lágrimas en los ojos, coincidieron en señalar que «con la crisis que hay, esto es lo peor que nos podía pasar».