La hucha por el joven que se instaló en la puerta de la iglesia de Sant Miquel. | Alejandro Sepúlveda

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La familia de Brahair Eliezer, el joven colombiano que perdió la vida junto a un amigo en Cala Mendia, arrastrados por una ola, ha conseguido recaudar desde el lunes 5.000 euros para repatriar el cadáver a Cali. La familia se mostró ayer «emocionada» por la respuesta solidaria, aunque todavía les faltan 3.000 euros para poder enterrar al muchacho en su país.

«Estamos muy agradecidos a los mallorquines que nos están ayudando, y a nuestros amigos del pueblo colombiano, y a otras personas que se han volcado con nosotros estos días», declaró ayer la tía de Brahair, que también reside en Palma. «Mucha gente que ha colaborado económicamente con nosotros no tiene recursos, así que valoramos muchísimo esos donativos», añadió la mujer.

Agradecidos

Eliezer, el padre, también se mostró ayer muy satisfecho por la respuesta ciudadana: «Sólo puedo dar las gracias, en nombre mío y en el de mi hijo».

La repatriación del cadáver del joven colombiano, que tenía 23 años, está prevista para dentro de dos días. El féretro se embarcará en un avión con destino a Madrid, donde hará escala hasta el día siguiente, cuando volará a Cali, en Colombia.

La Guardia Civil se movilizó para agilizar un visado a la madre de Brahair, que reside en esa ciudad colombiana, y que durante las tareas de búsqueda se mostró desesperada por viajar a Mallorca. El operativo duró del miércoles al sábado, cuando finalmente aparecieron los dos cuerpos sin vida. Fue entonces cuando la progenitora decidió suspender el viaje a la isla, aunque le pidió a la familia mallorquina de Brahair que repatriaran el cadáver a Cali.

José Luis Girado, la otra víctima mortal de la ola de Cala Mendia, ya ha sido incinerado, según manifestaron sus allegados. Los dos amigos trabajaban como montadores de mamparas en un hotel de la comarca de Manacor y el pasado miércoles, durante un receso, se subieron a una roca par fotografiarse con el mar embravecido a sus espaldas. El temporal era considerable, con olas de tres metros de altura, y de improviso un golpe de mar los arrastró a los dos al agua. Aparecieron muertos el sábado.