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El suicidio del matrimonio de jubilados Pedro Taberner Servera y Jovita Rovira Alzamora por no poder hacer frente al pago de una deuda bancaria sigue levantando ampollas en la sociedad.
Un juzgado de primera instancia había notificado al matrimonio que la fecha para la subasta de su vivienda sería el 19 de febrero, tras iniciarse un procedimiento de ejecución hipotecaria en su contra por una deuda acumulada.
Por su parte, a primera hora de ayer, un centenar de personas se concentraban frente al Ajuntament de Calvià para recordar a sus dos vecinos fallecidos. Durante el emotivo acto, se encendieron velas en su honor y se animó a todas aquellas personas que se encuentren en una situación similar a que pidan ayudas a las asociaciones, entidades o instituciones.
«No es un desahucio, es un homicidio», afirmaban algunos de los participantes.
«Pedro y Jovita eran unas bellísimas personas. Él era representante de artesanía y estaba jubilado, pero aún ejercía. Si a Pedro le hubieran pagado todo lo que le debían nunca habría llegado al desahucio. El matrimonio estaba con el agua al cuello. Debían casi 6.000 euros de comunidad y lo estaban pasando mal», afirma Mercedes Alcoi, vecina y amiga del matrimonio.
Por su parte, Shauna, otra vecina apunta: «El matrimonio compró el piso hace unos 20 años y les costó ocho millones de pesetas. Su hijo es un chico encantador y vivía con ellos. Su hija, a la que ayudaban, vivía con su pareja en otra casa. Yo los quería mucho porque eran muy buena gente. Es tan grande el amor que se tenía la pareja que hasta el final decidieron morir juntos», concluye.
A primera hora de ayer, el cartero dejó un certificado de deuda de Gesa en su buzón. La hija del matrimonio declaró ayer en sede judicial y afirmó que ella pagaba su vivienda.