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Crespones negros, flores y mucho dolor. Numerosos moteros se sumaron ayer por la mañana a la comitiva que partió de Son Rapinya y llegó a s'Aranjassa para homenajear a Joan Salvà y Francisca Romaguera, el matrimonio fallecido en accidente el domingo.

A las nueve de la mañana, en la gasolinera de Son Rapinya, los amigos moteros de la pareja se habían citado para rendirles un homenaje póstumo. Las motocicletas de gran cilindrada formaron en comitiva y se desplazaron hasta el Camí de Son Rubí o de Son Perdiuet, a un kilómetro de Llucmajor.

Flores

Allí, en el tramo donde el matrimonio perdió la vida, se detuvo el grupo de moteros y depositó un ramo de flores en honor de Joan y Francisca. «Ellos dos han dejado a muchos amigos, que estamos destrozados. Josep (su hijo) nunca estará solo, porque los moteros somos una familia», explicó uno de los asistentes a la convocatoria de ayer en s'Aranjassa.

El accidente de tráfico, que se registró el domingo cuando una autocaravana giró en esa carretera, ha provocado también un agrio debate en las redes sociales.

Los amigos de la pareja quisieron dejar claro ayer que «Joan era muy prudente al volante de la moto, sobre todo cuando iba con su esposa». María, otra de las allegadas, se mostró indignada con el otro conductor: «Parece que en su declaración reconoció que había visto acercarse a la moto, entonces ¿por qué no paró?».

Joan era directivo de la empresa de seguridad Trablisa y Francisca llevaba muchos años ejerciendo como maestra en el colegio de La Porcíncula. El varón era un apasionado de las motocicletas y recientemente había adquirido una BMW GT 1.600. Sus compañeros de excursiones insisten en que nunca corría más de la cuenta y que era muy considerado con los otros conductores.