Manuela Orrego, ayer, en el local de su marido, poco tiempo después de recobrar la libertad. | ALEX SEPULVEDA

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«Sólo han sido 28 horas, pero para una persona normal estar en la cárcel todo ese tiempo es un infierno. Sobre todo porque me han encarcelado por no pagar una multa de 150 euros. Ha sido una experiencia que no podré olvidar». Manuela Orrego abandonó ayer tarde el centro penitenciario de Palma, tras pedir desesperadamente a su marido que pagara la sanción. «Me decían que tenía que estar un mes ahí dentro, y casi me volví loca», añade.

Tal y como desveló Ultima Hora ayer, la mujer del Camp Redó tuvo un incidente el año pasado, cuando insultó y amenazó a una vecina, con la que estaba enemistada por los ladridos de su perrita. Manuela, una ama de casa de 53 años, sin antecedentes, fue condenada a 150 euros de multa, pero se negó a pagarlos. La Justicia siguió su curso y el martes tuvo que ingresar en la cárcel. «Ha sido algo terrible. Yo estaba conmocionada. No sabía como era una cárcel por dentro y la verdad es que no lo voy a olvidar nunca. Ha sido un infierno, y eso que sólo he estado 28 horas. Pero para una persona normal, y de mi edad, estar allí ese tiempo ha sido muy duro», relató ayer por la tarde a este diario.

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«Al principio -añadió la vecina del Camp Redó- me pusieron sola en la celda, pero después vino una presa de apoyo. Era una chica joven, que había golpeado a su hijo pequeño y le habían condenado a cinco meses. La noche ha sido muy larga. La comida es un espanto y un educador me recomendó que pagara la multa y acortara la condena, porque me dijo que no aguantaría 30 días entre rejas».

Finalmente, Manuela realizó una llamada desesperada a su marido y le pidió que la sacara «como fuera» de la prisión. Francisco, su esposo, contactó con un abogado, abonó los 150 euros y horas después Manuela pudo recobrar la libertad: «Y pensar que todo esto ha sido por una multa menor. Es surrealista».