A la derecha, Abarca ayer visiblemente cambiado tras dos años en prisión. | Alejandro Sepúlveda

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Las pruebas biológicas realizadas a Alejandro de Abarca días después de que éste matara a la joven Ana Niculai excluyen la posibilidad de acusar a éste también de una agresión sexual. De todas las muestras analizadas por la Guardia Civil -cuyos resultados se ha demorado cerca de dos años- sólo aparecen restos del detenido y de la víctima en una lata de cerveza que se encontró en Muro. En concreto en unas muestras tomadas de los genitales del acusado no aparece ningún perfil genético que coincida con el de la víctima. Los investigadores tenían pocas esperanzas de encontrar pruebas que demostraran un posible delito sexual dado que Abarca permaneció huido cerca de una semana. De esta manera, Abarca responderá por seis delitos cometidos el 19 de julio de 2010: asesinato, detención ilegal, daños, robo con fuerza, conducción sin carné y conducción temeraria.

La juez que instruye el caso acordó ayer prorrogar la prisión provisional de Abarca a petición de la acusación particular, representada por los letrados Antoni Monserrat y Enric Patiño.