La denunciante terminó abrazada al acusado en los pasillos de los juzgados de Vía Alemania. | Jaume Morey

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Imagen inédita en los juzgados: la denunciante de un delito de abusos sexuales abrazada al acusado y con ellos la madre y la hermana de la que hacía unos minutos era la víctima. La escena siguió a un juicio en el que sin medias tintas la joven había admitido que se inventó una denuncia en la que detallaba distintos tocamientos que habría sufrido por parte del novio de su madre. «No es cierto. Lo inventé. No me encontraba a gusto en España y quería volver a mí país, pensé que era la forma más fácil», manifestó la joven a preguntas del ministerio fiscal.

Antes, el acusado había negado los hechos. La declaración de la joven dejó el juicio sin contenido, una vez que sobre su denuncia se había sustentado todo el procedimiento en el juzgado de instrucción y luego en el penal.

Psicólogo

De hechos, para la jornada de ayer estaba citado un psicólogo, entre otros testigos. Lo único que añadió la joven a preguntas de la defensa del acusado fue que nadie le había presionado para hacer ahora esta declaración.

Tras la testifical de la joven, el juicio se detuvo. El fiscal renunció a todos sus testigos y, si bien elevó a definitivas sus conclusiones provisionales, en la que solicitaba la pena de cárcel, declinó informar. En el mismo acto de juicio, la juez dictó una sentencia absolutoria en voz. Además de todo el proceso judicial, al acusado le habían impuesto durante la instrucción una medida cautelar por la que no podía acercarse a la víctima.

En la sesión de ayer, no se planteó un posible delito de falso testimonio o de denuncia falsa contra la adolescente. Toda vez que el fiscal mantuvo, al menos formalmente, la acusación cerró esta posibilidad. De este modo, la historia terminó en un abrazo familiar y con el acusado, prácticamente dando saltos en el pasillo de la sede judicial junto a su pareja y a la hija de ésta, su denunciante.