El acusado de homicidio, en primer término, la intérprete y, al fondo, el británico que iba con el fallecido. | Alejandro Sepúlveda

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Empezaron a huevazos y terminaron con un hombre muerto. Un joven de 22 años responde desde ayer ante un jurado por la muerte de un turista inglés en agosto de 2009 en Magaluf. Las acusaciones sostienen que mató a la víctima de un golpe con una porra de madera en la nuca después de que se iniciara una pelea entre cuatro jóvenes vecinos de Magaluf y dos turistas ingleses que practicaban sexo con dos prostitutas en la puerta de la vivienda de dos de los jóvenes.

El acusado contó en su declaración que un grupo de amigos iban a la casa de uno de ellos a por dinero. En la entrada vieron a los turistas con las prostitutas. Decidieron subir a por unos huevos para tirárselos y echarlos de ahí, «no de provocar pelea». Según su relato, corroborado en parte por sus compañeros, los ingleses reaccionaron y salieron detrás de ellos: «Con la mala suerte de que yo me quedé atrás y me cogieron entre los dos». El acusado dice que logró zafarse y reunirse en la vivienda con sus amigos. De ahí bajaron de nuevo los cuatro, esta vez armados con dos cascos de moto y una porra de madera. «Estábamos asustados, queríamos irnos y pasar de todo, pero había una opción de que nos esperaran abajo», aseguró.

En efecto, los dos turistas fueron a por ellos y según el relato del acusado y de dos compañeros suyos, volvieron a subir. Esta vez, asegura que los británicos cazaron a uno de ellos: «Fue inmediato, se quedó atrás y pedía socorro». Así, el acusado señala que ante el riesgo que corría su amigo, golpeó a la víctima con la porra. Sin embargo, niega que éste fuera el golpe mortal, dado que él y sus compañeros aseguran que hablaron con el fallecido y que en ese momento se encontraba bien.

El británico que acompañaba a la víctima, está también acusado de un delito de lesiones en el mismo juicio. Se le acusa de golpear a uno de los jóvenes. En su declaración aseguró no acordarse de nada de lo ocurrido más allá de haber dado un puñetazo a alguien que no especificó y de haber llevado a su compañero inconsciente al hotel. Un tercer turista que iba con ellos afirma que encontró a la víctima en un callejón y apenas perdió de vista a sus compañeros unos minutos.

Uno de los jóvenes que iban con el principal acusado asegura que le preguntó después de los hechos: «¿Le diste a matar?», a lo que el acusado le dijo que sí.