Cámaras de televisión y fotógrafos, frente al crucero siniestrado ante la isla de Giglio hace ahora una semana. | Reuters

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El crucero Costa Concordia, que naufragó el 13 de enero ante las costas de la isla italiana del Giglio, se desliza a un ritmo constante de siete milímetros por hora, lo que obligó ayer a interrumpir los trabajos de rescate de los buzos para no poner en peligro sus vidas.

Este dato fue facilitado por el experto Nicola Costagli, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Florencia (centro) y encargado de seguir la evolución de la nave, quien indicó además que la proa se desliza a mayor velocidad que la popa, de hasta 15 milímetros por hora.

Pese a la imposibilidad de que efectivos de salvamento entren en el barco, las tareas de inspección siguen adelante gracias a un robot teledirigido por cable, con capacidad para descender hasta 500 metros de profundidad y enviar a la superficie las imágenes que capta.


Búsqueda

Según fuentes de los bomberos, este artefacto se está utilizando para verificar los puntos de apoyo de la nave, y se emplea, además, en la búsqueda en el mar de la veintena de personas todavía desaparecidas.

El robot ya ha inspeccionado dos áreas de la nave, de unos 10.000 metros cuadrados, en la proa y en la popa, al tiempo que se dispone de otros sistemas de detección, que incluyen mecanismos de tipo acústico que permitirán obtener una idea de la morfología del fondo marino. La atención se centra ahora en las previsiones meteorológicas, ya que para las próximas horas se espera marejada, lo que hace temer por la estabilidad del barco, ya que las corrientes y el oleaje podrían empujar al casco hacia el fondo del mar, al encontrarse a pocos metros de un precipicio de unos setenta metros de profundidad.

Una circunstancia que dificultaría las tareas de extracción de las 2.380 toneladas de combustible que transporta el barco, que de verterse al mar causaría una nueva catástrofe, esta vez de carácter ambiental, pues la isla del Giglio forma parte de un parque natural marino considerado uno de los más importantes ecosistemas del Mediterráneo.

A este respecto, está previsto que el Consejo de Ministros decrete el estado de emergencia en la zona del naufragio ante las posibles fugas de combustible y otros materiales contaminantes.

Bruno Leporatti, abogado del capitán del «Costa Concordia», Francesco Schettino, anunció hoy que solicitará la puesta en libertad de su defendido, actualmente bajo arresto domiciliario y acusado de homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono de nave.

El abogado negó que el capitán se encontrara bajo los efectos del alcohol o de drogas en el momento de la colisión.
Leporatti manifestó que el capitán avisó a la compañía naviera Costa Cruceros, propietaria del barco, inmediatamente después del impacto contra un escollo, aunque no ofreció más detalles sobre el horario o contenido de esta conversación.