Driss Oulad, afirma que vive aterrado ante la posibilidad de que le peguen un tiro. | Alejandro Sepúlveda

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«No hay derecho. Hace seis meses que estoy de baja por la paliza que me propinó un hombre a la salida de una gasolinera. Poco después, me entero de que la persona que me agredió cogió una pistola y se lió a tiros contra un coche apartado en el Polígon de Llevant de Palma. La policía dictó una orden de búsqueda y captura y, a las pocas horas de detenerlo, ya estaba de nuevo por la calle. ¿Esta es la Justicia española?¿Hay derecho?», afirma Driss Oulad, un marroquí de 37 años de edad, que el pasado mes de junio fue brutalmente agredido por el protagonista de esta historia.

Se trata de Julián C.A., un varón de nacionalidad española de 33 años de edad y con un amplio historial violento a sus espaldas.

Para Driss Oulad se está cometiendo un claro caso de discriminación. «¿Qué pasaría si en lugar de ser el español el que le pega la paliza al moro de Son Gotleu hubiera sido al revés? Yo soy una persona honrada y, sin quererlo ni beberlo me rompieron la nariz, las costillas, el labio y me provocaron un esguince cervical. Llevo seis meses de baja y tengo pánico. Si por pitarle con el coche para decirle que yo tenía preferencia me dio semejante paliza, imagina que hará con una pistola», concluye.
Por el momento, el juez ordenó la libertad provisional del arrestado a la espera de juicio.