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La Audiencia de Palma juzgó ayer a un hombre acusado de intentar matar a la dueña de un bar de la calle General Riera. El procesado, Francisco M.R., de 61 años, manifestó ante el tribunal que no recordaba nada de lo que pasó y que «había bebido mucho». El fiscal pide una condena de diez años de cárcel para el acusado, mientras que su defensa solicitó que sea absuelto o, en caso de ser condenado, que se le atribuya un delito de lesiones y dos años de cárcel como máximo, u homicidio en grado de tentativa, con una pena de entre 2,5 y 5 años.

Los hechos ocurrieron en la tarde-noche del 10 de enero de este año. Francisco fue al bar en compañía de su hija. Ambos estaban en la barra y habían discutido. La hija fue al baño y Francisco salió al exterior del local, donde estaba la dueña con otra clienta que había salido a fumar. En ese momento, el acusado insultó a la dueña sin motivo alguno.

Navaja

El marido de la víctima estaba detrás de la barra. Al escuchar el insulto fue hacia la puerta y le dijo a su mujer que se introdujera en el local. Cuando estaba entrando, Francisco dio un navajazo a la dueña en el costado izquierdo. Luego tiró la navaja multiusos en una papelera cercana y se quedó en el lugar. La policía llegó al cabo de pocos minutos y lo detuvo. La mujer fue evacuada a un centro sanitario y al cabo de tres días recibió el alta hospitalaria.

La víctima y su marido dijeron ayer en el juicio que Francisco era cliente habitual del bar, tenían cierta amistad con él ya que una vez lo invitaron a comer en su casa con otros clientes, y no había causado ningún incidente. No tenía deudas en el bar, excepto una de pocos euros de un bocadillo y una consumición de hacía pocos días, y que el día 10 acudió a pagar.

La hija del acusado, que estaba en el baño al suceder los hechos, dijo que su padre «iba borracho como siempre», y que momentos antes de llegar al bar le dijo «que tenía intención de matar a dos cerdos», pero que no le dio importancia y pensó «que estaba loco».