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Comienza la temporada turística en las principales playas de la Isla y automáticamente el número de trileros, vendedores ambulantes, carteristas y falsas masajistas se dispara.

En la Platja de Palma, según fuentes policiales consultadas, el número de trileros asciende a más de 70. Los mismos están repartidos en unas siete u ocho collas. La mayoría de los grupos organizados están integradas por personas de nacionalidad rumana y están considerados como «muy peligrosos» por los diferentes cuerpos policiales competentes. Su ratio de acción se enmarca en la primera línea de playa, entre los balnearios número 5 y 6. Cada grupo trabaja de manera organizada y «han evolucionado mucho. Al principio era más fácil controlarlos, pero ahora cada colla la integran unas doce personas. La mayoría de ellos son los denominados 'agüeros', son aquellos que se sitúan a unos 200 metros y por teléfono móvil alertan de cualquier eventualidad. Hay que reconocer que son muy buenos», comenta un agente destinado en la zona.

Otro de los índices de preocupación de los policías destinados en el distrito de Platja de Palma son los vendedores ambulantes. Los agentes no dudan en afirmar que actualmente estaríamos hablando de más de 300 identificados. Además, hay que tener en cuenta que los suministradores de género que se encuentran en segunda y tercera línea no están contabilizados.

El refuerzo de verano de la Policía Local, consistente en enviar unos 65 agentes más a la zona de playa parece no ser suficiente. Los residentes exigen a las autoridades competentes mayor presencia y, sobretodo, «más capacidad y libertad de actuación a los policías. No es normal que las collas y los vendedores campen a sus anchas y los policías tengan las manos atadas», concluye un comerciante de la zona.

La temporada turística acaba de comenzar y los visitantes son abordados constantemente por insistentes vendedores de color. Acudimos a la playa, nos situamos e primera línea y comprobamos 'in situ' como en menos de 10 minutos una pareja de turistas han sido abordados más de 15 veces por vendedores ambulantes.

En Punta Ballena, en Calvià, la situación es muy similar. En esta playa, al igual que en Son Maties, la proliferación de masajistas orientales y vendedores es muy numerosa.