Dos miembros de la Guardia Civil llevan con la ofrenda floral | Alejandro Sepúlveda

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La antigua Terminal A de Son Sant Joan se convirtió ayer en la Comandancia de la Guardia Civil de Palma. Al menos, por unas horas. Y el cambio no fue del todo mal a juzgar por el aguacero que cayó y que habría arruinado la fiesta benemérita de celebrarse en el polígono de Levante.

El president del Govern, Francesc Antich; el delegado del Gobierno, Ramón Socías; y el coronel jefe de la Guardia Civil, Basilio Sánchez Rufo, presidieron los actos celebrados en el aeropuerto, que se iniciaron al mediodía, tras la misa en honor de la Virgen del Pilar. Sánchez Rufo reiteró el «compromiso con la sociedad» del instituto armado y destacó que los efectivos que dirige están «en continua formación, ahora por ejemplo con unos cursos de catalán». Recordó que «a pesar de la crisis hemos llevado a cabo nuestro cometido con acierto y eficacia» y se refirió a los éxitos policiales de la Policía Judicial, el EDOA (equipo antidroga), el Servicio Marítimo o el GREIM (Grupo de Montaña).

El coronel no olvidó a los padres del Diego Salvà, el guardia civil mallorquín asesinado por ETA en Palmanova: «Ojalá que se cumpla el deseo de nuestra querida Monse, de ser la última madre víctima de los terroristas».

El delegado del Gobierno, por su parte, también hizo alusión a la banda terrorista y recordó que el año pasado, por estas fechas, todos estaban muy abatidos por la barbarie de Palmanova «y aunque siempre echaremos de menos a los ausentes, no nos dejaremos vencer». Socías también tuvo palabras de afecto para Alejandro Ribas, el bombero de Palma que murió hace unos meses en acto de servicio.

Con respecto a los datos estadísticos, el delegado aseguró que «por séptimo año consecutivo los índices de criminalidad han descendido».

Tras las alocuciones y la ofrenda floral a los caídos, llegaron las condecoraciones. La encomienda de San Hermenegildo fue para Asís Olmedo, el comandante interventor de la Guardia Civil. Entre los premiados con la cruz al mérito militar con distintivo blanco destacó la otorgada al cabo primero Francisco Molina, que tuvo que simultanear la presentación del acto con la recogida de su medalla. Molina es el portavoz de prensa del Cuerpo y un gran profesional. El comisario del CNP Miguel Guerrero y el director de la cárcel, Manuel Avilés, recibieron una distinción especial. La lista de condecorados continuó con un histórico del Cuerpo, el teniente coronel Jaime Barceló; el subteniente Agustín Seguí, el sargento Joaquín Carmona, el sargento José Antonio Martínez; el sargento Marines Antonio Maimó; la cabo Ana María Lema; y los guardias Francisco Manzano o Diego Montes, entre otros. El guardia Antonio Cabanellas recibió una metopa por su paso a la reserva. Otro de los distinguidos fue Gaspar Del Amor, que es hijo del capitán Del Amor, jefe de la Policía Judicial y leyenda del Cuerpo. Al fiscal superior, Bartomeu Barceló, le entregaron la cruz de plata.