Los agentes de la Policía Local montaron un cordón policial para poder introducir al detenido en el coche de traslado. Fotos: VASIL VASILEV | Vasil Vasilev

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Un agente de la Policía Local de Palma se vio en la necesidad de disparar su arma al aire, hasta en cinco ocasiones, para evitar ser linchado por un grupo de más de 25 vendedores ambulantes en s'Arenal.

Los hechos se remontan a la noche del lunes al martes. Sobre las 22.30 horas, una patrulla integrada por dos agentes que estaba cubriendo la ruta de Platja de Palma, se percató que en el cruce entre la carretera de S'Arenal y Misión de Santa Bárbara, había un grupo de unos 12 hombres de color -todos ellos vendedores ambulantes-, que al detectar la presencia policial iniciaron su huida a la carrera.

En ese momento, los policías apreciaron que del tumulto disuelto había un varón identificado como El Hadji, senegalés de 28 años, que se quedó quieto portando una bolsa sospechosa. Tras solicitarle que les entregara el género, el senegalés, de gran corpulencia física, se enfureció y comenzó a propinar puñetazos y patadas a los agentes. Ante la imposibilidad de reducirle, uno de los policías roció de spray al sujeto, quien a pesar de ello seguía mostrando una gran resistencia. Fue en ese momento que ambos policías se percataron de que un gran número de negros, entre 25 y 30, se dirigían hacía ellos en clara actitud amenazante.

Riesgo

Acto seguido, uno de los policías seguía forcejeando con el detenido tratándole de poner los grilletes mientras que el otro, ante el riesgo evidente por la integridad de los mismos, sacó el arma y comenzó a disparar al aire. Cinco disparos fueron necesarios para detener el conato de agresión, pero los vendedores ambulantes no abandonaban la zona y les proferían amenazas tales como: «Si tienes huevos, mátame», según consta en el informe policial.

Con suma rapidez, una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía que se encontraba en las inmediaciones y seis coches patrulla de la Policía Local se personaron en el lugar para prestar apoyo a sus compañeros. Con grandes dificultades consiguieron reducir al sospechoso, pero la multitud no se dispersaba.

Hasta el lugar del suceso se desplazó un subinspector (al frente del dispositivo) quien estableció que se montara un cordón de seguridad con la finalidad de introducir al detenido en el vehículo de traslado, pero antes de ello el jefe del operativo pactó con los 'colegas' del detenido. Éste fue trasladado hasta el cuartel de San Ferran, acusado de un delito de atentado contra agentes de la autoridad.

Los dos agentes agredidos permanecen de baja laboral por espacio de tres y siete días al recibir varios golpes por parte del arrestado.