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La supuesta bomba que la Guardia Civil localizó en aquella playa de ses Covetes ha resultado ser, al final, una bengala que la marea arrastró hasta la orilla. Un gran despliegue policial formado por la Armada, submarinistas de la Benemérita y la Policía Local de Campos controló ayer aquel tramo mientras los especialistas desactivaban el artefacto.

Los expertos de la Armada llegaron en la tarde noche del martes y se reunieron con sus compañeros de los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas), para coordinar el operativo de ayer.

A las nueve de la mañana, una patrullera de la Benemérita y un helicóptero hicieron acto de presencia en ses Covetes, más por precaución que por temor real a una deflagración. La situación estaba muy controlada, pero se habían acercado curiosos y periodistas y el responsable del operativo decidió tomar todas las medidas necesarias. Unos buzos de la Armada descendieron al punto donde reposaba la supuesta bomba de la Guerra Civil española y procedieron a desactivarla con una pequeña detonación. Desde el exterior, sólo emergieron algunas burbujas. La decepción, en ese sentido, fue mayúscula entre los medios de comunicación que esperaban algo más vistoso. La cuestión es que se trataba de una bengala, tal y como se confirmó después, y no de una bomba del Ejército. Todo indica que cayó durante algunas maniobras y que debido a su poco peso fue arrastrada por la marea hasta la playa de ses Covetes, que ha estado dos días cerrada a los bañistas.