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Rodrigo de Santos recuperó la tesis del complot en su contra en su última palabra del juicio. El ex edil se extendió casi más tiempo que su abogado defensor y coronó su intervención revelando que fue violado en su juventud: «Yo sí he sufrido una agresión sexual en mi adolescencia y sé lo que son la secuelas», afirmó.

 

Antes, el fiscal José Díaz había mantenido el grueso de la acusación. De Santos se enfrenta al final a una petición de 24 años de cárcel, es decir, apenas tres meses menos que cuando arrancó el juicio. La acusación retiró uno de los dos cargos por tráfico de drogas, y rebaja uno de los abusos a grado de tentativa. Sin embargo, eleva la petición de pena por el otro delito contra la salud pública hasta tres años y medio y elimina el atenuante por la adicción a la cocaína de De Santos. También introduce en dos de los seis delitos el atenuante de embriaguez, al considerar que el acusado había ingerido una gran cantidad de alcohol.

 

El abogado defensor, José Ignacio Herrero, pide por su parte la anulación del juicio. El letrado considera que la sala ha vulnerado los derechos constitucionales de De Santos con alguno de los comentarios vertidos durante los interrogatorios. Además, Herrero introdujo la petición de que se de por prescrito uno de los hechos de los que se acusa a De Santos. Se trata del ocurrido a mediados de 2005, cuando presuntamente el entonces concejal de Urbanismo llevó a un joven de copas, le pagó hachís y después contrató para él los servicios de una prostituta. A juicio de Herrero, los hechos se produjeron más de tres años antes de que se denunciaran y por lo tanto, habría prescrito. En el resto de hechos, el letrado sostiene que «no existe prueba de cargo suficiente» para acusar a De Santos.

 

Pese a todas las intervenciones, el protagonismo de la jornada fue para el acusado. El ex concejal señaló que sufrió secuelas por los abusos sexuales que padeció en su adolescencia: «¿Qué secuelas pueden padecer ahora (los jóvenes que le acusan) si hay una condena y han mentido?», aseguró. De Santos también volvió a mencionar a sus propios hijos: «Mi mujer no ha venido al juicio porque mis hijos sí que tienen secuelas. Hace una semana uno de los jóvenes que me acusan se comunicó con mi hijo por internet para saber cómo estaba». En otro momento añadió: «Mis hijos me adoran. ¿Ustedes creen que un padre es capaz de que le hagan una penetración delante de mis hijos?».

 

Sobre la teoría del complot, De Santos señaló en la sala que ha denunciado en cuatro ocasiones en el juzgado de guardia distintos hechos que considera que demuestran que existe una presión externa sobre la familia de las víctimas.

 

«Me obsesioné con saber por qué me habían denunciado», aseguró. También apunta a que durante un año y medio fue perseguido por un detective. El ex concejal también considera «sospechoso» que los abusos afloraron después de que una profesora en prácticas entrevistara a uno de los menores en una de las dos únicas pruebas que hizo. Eso sí, el acusado aseguró que siente un «afecto especial» por la familia que le acusa y pidió perdón a la sala por sus alusiones a Chile.

 

Por su parte, el fiscal, en su informe defendió la credibilidad de todos los testimonios dado que durante todas las declaraciones han mantenido la parte «central» de su relato y sus testimonios están avalados por otros testigos.

 

El ministerio público también defendió la falta de motivos espurios que indiquen que los menores pueden mentir: «En un principio ni se intenta denunciar, se buscan salidas cristianas y se apela a la justicia divina. También se plantearon no denunciar por respeto a la familia de De Santos». El fiscal también recordó que los menores fueron entrevistados por distintos profesionales que avalaron su relato: «son demasiados filtros como para que exista un montaje organizado», concluyó.