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Ni los peritos se ponen de acuerdo. El informe forense de dos de los cuatro jóvenes que acusan de abusos sexuales a Javier Rodrigo de Santos no es capaz de concluir si éstos fueran víctimas del ex edil o si bien inventaron sus relatos. Por un lado, los peritos afirman que durante las entrevistas los jóvenes «no fabularon», pero por el otro, afirman que hablaron de forma «muy lineal y falta de emoción».

La credibilidad de estas declaraciones fue principal tema del segundo día del juicio contra De Santos. Antes de los informes de los expertos, declararon todos los testigos de la defensa. Entre ellos no se encontró finalmente la mujer de Rodrigo de Santos, cuya declaración se desestimó por parte del defensor del ex edil, José Ignacio Herrero.

Entre quienes sí declararon se encuentra el ex gerente del 061, Juan Gili, amigo personal de De Santos y uno de los líderes del grupo católico en el que el ex edil conoció a los jóvenes. Éste cambió de forma radical la versión que dio de los hechos en el juzgado de instrucción. Allí afirmó que sus hijos le hablaron de comportamientos extraños por parte del acusado. Ayer negó cualquier hecho de este tipo. El guía espiritual de los catecúmenos de la parroquia de Son Oliva, Nicanor Martínez, desmintió al acusado al afirmar que nunca habló con él de los abusos, algo que De Santos había dicho el día anterior. El clérigo, que subió al estrado con una Biblia en la mano, afirmó que los padres de las víctimas le contaron los hechos en una reunión con otros feligreses. «Nos dijeron que había cosas.

Cambios en los hechos
Yo primero les leí la palabra de Dios y después les dije que tenían que hablar con sus hijos para saber qué es lo que había pasado y luego denunciarlo», afirmó.

Los dos peritos de los juzgados, realizaron pruebas a dos de los jóvenes para evaluar sus relatos. Ambos constataron que se trató de testimonios «muy poco espontáneos», en los que dieron versiones diferentes sobre aspectos no esenciales.

Preguntados por el tribunal sobre los cambios en los hechos, declinaron hacer conclusiones. En concreto, la sala preguntó sobre la declaración de ayer a puerta cerrada de uno de los menores. Éste introdujo un nuevo hecho contrario a De Santos al afirmar que le había llevado a un prostíbulo.

Pese a estos cambios, los peritos tampoco afirman que las declaraciones sean falsas o fantasiosas: «Hay menores que tienen vergüenza a la hora de contar abusos y es posible que ahora se sienta más seguro», afirmaron. Esta reticencia a contar lo ocurrido podría estar relacionada con su pertenencia a grupos religiosos, según los peritos: «Se les ha inculcado un patrón de comportamiento y debe tenerse en cuenta de cara a la vergüenza de contar lo ocurrido».

Por otra parte, también declararon a petición de la defensa otros dos peritos: un psicólogo y una sexóloga. Estos acreditaron la imposibilidad de que un varón mantenga una erección en una situación de miedo o intimidación. En este caso, esta premisa sería aplicable a uno de los hechos por los que se acusa a De Santos. Los magistrados de la sala recordaron a los peritos que sus colegas habían manifestado que los menores no habían sentido miedo durante los abusos y admitieron que partieron de esa premisa a la hora de elaborar su informe.

El juicio contra Rodrigo de Santos terminará hoy con un último perito, los informes de la acusación y la defensa y la última palabra del acusado.