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Tras años de búsqueda, la Guardia Civil ha cazado in fraganti a un submarinista que picaba las rocas de Cala Major en busca de los preciados dátiles de mar, una especie protegida por la que se pagan cifras astronómicas entre los sibaritas gastronómicos.

Cada dátil de mar (nitophaga nitophaga) tarda unos quince años en crecer y se localizan entre las rocas en algunas zonas del litoral mallorquín, entre ellas Cala Major. Era en este punto donde se había detectado las paredes marinas 'picadas' y se tenía la certeza de que un buzo estaba esquilmando este molusco. Para los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil la localización del expoliador se convirtió en un asunto prioritario, pero era muy difícil pillarlo en plena acción porque cambiaba de horario y de zona.

Finalmente, la perseverancia de los agentes tuvo su premio. El pasado lunes los submarinistas sorprendieron en Cala Major al buzo, cargado con 1.440 gramos de la especie saqueada. Acababa de salir del mar, perfectamente equipado con botellas, aletas, boya, pesos de plomo, cámara fotográfica submarina y un pico y un cincel.

La 'pesadilla' de la Benemérita del mar fue identificado como Juan N.A., de 69 años de edad. Los investigadores tienen la certeza de que ganaba importantes cantidades de dinero con la venta del género a ciertos restaurantes o particulares. En la Bahía de Palma está prohibido el marisqueo ya que la conselleria de Pesca considera peligroso el consumo de bivaldos (dátiles de mar, peu de cabrits...) debido a la existencia de una toxina en el agua.