Los vecinos son conscientes que se acaba de iniciar una guerra a muerte y que no lo conseguirá parar nadie. g Fotos: VASIL VASILEV/JULIO BASTIDA/JUAN TORRES

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JULIO BASTIDA/P.MATAS Son Gotleu se ha convertido en una auténtica olla a presión. Después de la multitudinaria reyerta en la que participaron unas 400 personas de etnia gitana y ciudadanos de color, en las calles se respira odio, rabia y una gran dosis de venganza.

«Los vamos a matar. Esto no va a quedar así. Los echaremos del barrio vivos o muertos», son algunas de las frases más repetidas a lo largo del día de ayer en bares, comercios y a pie de calle.

Según fuentes del Cuerpo Nacional de Policía al llegar al lugar de los hechos los agentes observaron a un número indeterminado de personas peleándose y multitud de personas arremolinadas presenciando la pelea, por lo que se procedió a separar a los contendientes e identificarlos. Por el momento no hay detenciones, pero hay numerosas personas identificadas. En las primeras declaraciones los implicados afirmaron que el inicio de la pelea se originó cuando a una mujer de etnia gitana se le cayeron accidentalmente por la ventanilla del vehículo en el que viajaba, unas gafas de sol; al percatarse de este hecho, el conductor detuvo el coche y ella se dirigió a la calzada, al objeto de recuperarlas, siendo que un individuo de color las tenía en su poder, negándose a devolvérselas, puesto que se las había encontrado en la vía pública. Tras un primer enfrentamiento verbal, se pasó a la agresión física, en un primer momento, sólo entre ellos, resultando que, en un momento dado, se van incorporando a esta pelea un número indeterminado de personas, (aproximadamente unas 400), dando inicio a una riña multitudinaria, en la que se llega a producir, incluso, lanzamiento de objetos, botellas, ladrillos, señales de tráfico, piedras y se rompieron más de 15 vehículos que se encontraban aparcados en la zona.

La Policía Local de Palma aportó más de 20 agentes y el Cuerpo Nacional de Policía más de un centenar de agentes que realizaron varias cargas.
Los bares fueron cerrados y se impuso el toque de queda. Los incidentes se reprodujeron, durante toda la noche, obligando a la policía a tomar medidas contundentes.

Uno de los heridos, (más de 15 puntos en una de sus piernas), relata: «Esta gente se cree muy chula cuando son un montón contra un pobre matrimonio y una niña de 6 años, pero cuando los pillemos se van a enterar».

La policía montó un dispositivo para velar por la seguridad durante las 24 horas.