Los dos condenados ante el Tribunal durante una de las vistas del juicio oral en la Audiencia Provincial. g Foto: V. M.

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El caso de abusos sexuales dentro de una familia más espeluznante de los últimos años se ha saldado con 52 años de prisión. El matrimonio de Llucmajor que violó a uno de sus hijos, sometió a tocamientos a otra y maltrató de forma reiterada a tres menores ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Palma por un total de once delitos. Las víctimas tenían 6, 11 y 12 años cuando comenzaron los hechos que se prolongaron durante cuatro años.

La madre de los tres menores, Pedrona Mas acarrea la parte más dura de la pena: 31 años. Está condenada por delitos de exhibicionismo, provocación sexual, abusos sexuales, agresión sexual y maltrato. El padre, Antonio Garcías es culpable de los mismos delitos, a excepción de uno de los abusos sexuales, de los que sólo es culpable su mujer, que forzaba a su hijo a mantener relaciones con ella.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial impone la máxima pena posible por todos los delitos: «pensamos que los hechos son muy graves, cometidos por los padres y en el ámbito familiar». De hecho, la condena suma más años que la propuesta por la Fiscalía, ya que la acusación particular añadió el delito de malos tratos habituales, por el que también han sido penados.

La sentencia sólo absuelve a los condenados de un delito de corrupción de menores, no porque les considere inocentes, sino porque el Tribunal afirma que ya está incluido en las condenas más graves. El relato de los hechos que realiza la sentencia, redactada por el presidente de la Sala, el magistrado Juan Catany, es truculento. En él se desglosan cuatro años de abusos continuados en la vivienda. Éstos afloraron cuando los menores alertaron a los responsables de su colegio con su comportamiento.

La condena se basa en el testimonio de los menores. Los dos acusados negaron en todo momento haber cometido los abusos. De hecho, la madre terminó la vista oral en medio entre lágrimas diciendo: «querré a mis hijos hasta la muerte». El testimonio de dos de las víctimas y los informes periciales de los psicólogos del Consell de Mallorca convencieron a la sala. «Ambos menores estaba separados y en lugares distintos, y aún incomunicados, coincidieron a la hora de contar lo que ocurría en su vivienda de Llucmajor», asegura la sentencia. De hecho, el ponente destaca que las víctimas no mostraron ningún «resquicio de venganza» en sus declaraciones. Eso sí, la sentencia echa en falta que no testificara el tercero de los hermanos.

Orden de alejamiento
La sentencia retira al matrimonio la patria potestad de los tres menores durante seis años. También impide que los padres se acerquen a ellos durante cinco años por cada uno de los delitos, lo que supone 36 años en el caso de Pedrona y 30 en el del Antonio. En el fallo se destaca las secuelas psicológicas sufridas por las tres víctimas, «algún psicólogo afirmó que de no haber tomado medidas el servicio de protección, de mayores hubiesen actuado igual que sus padres, porque creían que era lo usual, y esa es la auténtica secuela que les resta de los delitos cometidos por sus padres», asegura. Para compensar estos daños, los dos condenados deberán de pagar una indemnización de 25.000 euros a sus hijos.