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JULIO BASTIDA/GUILLEM MAS Antonia Sánchez es una vecina del municipio de Campos que denuncia públicamente que por culpa de una negligencia médica su hermana Rosa, de 34 años de edad, ha perdido la vida.

«La historia se remonta unos días atrás cuando un familiar acudió a casa de mi hermana Rosa. Al abrir la puerta del domicilio se encontró a Rosita en estado muy grave. La glucosa estaba a 290 y la tensión muy alta. Vómitos, fuerte dolor de cabeza, fiebre, delirios y pérdida de memoria. Dada esta situación se procedió a dar aviso al 112 y trasladarla con carácter de urgencia al PAC de Campos», relata visiblemente emocionada Antonia.

«A la llegada al centro de salud comenzó nuestra pesadilla. El médico de guardia la hace entrar en una silla de ruedas. A los pocos segundos mi hermana cae desplomada al suelo. El facultativo dice: 'dejarla en el suelo, por la forma que actúa parece un brote psicoptico. ¿Toma algunas pastillas?', refiriéndose claramente a drogas. El médico, muy frío en todo momento, ordena al enfermero que le suministrase un Valium. En ese momento los responsables de la ambulancia se marcharon a comer. Rosa, semidesnuda, quedó tendida en el suelo por espacio de dos horas. Transcurrido este tiempo, el doctor decide que la paciente tenía que ser trasladada al hospital de Manacor y expide un volante en el que dice que debe ser derivada al área de psiquiatría porque sufre un trastorno de personalidad. A la llegada al hospital de Manacor se la llevaron al área de psiquiatría, tal y como indicó el médico de Campos. Tras insistir todos los familiares que mi hermana no estaba loca se procedió a dar aviso a un médico especialista en medicina interna. Tras realizarle las pertinentes pruebas, el doctor nos comunicó que se habían puesto en contacto con el departamento médico de Son Dureta y que se debía realizar inmediatamente el traslado al hospital de referencia. A mi hermana le pronosticaron un derrame cerebral severo. Tras realizarle seis operaciones, Rosa falleció», añade Antonia.

Ahora, familiares y amigos de la fallecida han iniciado una batalla legal y de concienciación.
«¿Qué hubiera pasado si el doctor de Campos hubiera cumplido correctamente con sus obligaciones y no dejar a un paciente dos horas tirado en el suelo?», se preguntan los familiares.

Todos los vecinos y amigos de sa Colònia de Sant Jordi y Campos se han volcado en la lucha de llegar hasta el final de esta lamentable historia.
«Rosa tenía 34 años, una vida por delante. Dominaba cinco idiomas, practicaba equitación, era una mujer muy trabajadora, activa y por encima de todo muy humana. Sólo queremos que se haga justicia. Es lo único que podemos hacer por ella. Nunca te olvidaremos Rosita», concluye.