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AGENCIAS-JULIO BASTIDA
Michael Brown, el magnate escocés que residía en Valldemossa, donde fue detenido acusado de una gran estafa, ha sido condenado en Gran Bretaña a siete años de cárcel.

Se le considera culpable de desviar unos ocho millones de libras procedentes del ex presidente del Manchester United, entre otros diversos delitos que suman un presunto fraude de 40 millones de libras. El magnate se encuentra en paradero desconocido.

Brown, de 42 de edad, es en la actualidad uno de los hombres más buscados y perseguidos de Gran Bretaña. La autoridades británicas están convencidas que el magnate ha podido huir a Mallorca o al Caribe, después de cambiar su apariencia y su nombre.

El tribunal condenó a Brown por la utilización indebida de una donación de 2'4 millones de libras de los Demócratas Liberales en 2005.
Cuando el empresario nacido en Glasgow, fue declarado culpable en su ausencia, en noviembre, el líder liberal demócrata Nick Clegg insistió en que su partido no había hecho nada malo al aceptar la donación. Hablando después de la sentencia, el Sr. Clegg dijo que «todos reconocen» el hecho de que su partido aceptó la donación «de buena fe».

Brown, cuya última dirección conocida estaba en Hampstead, al noroeste de Londres, engañó, según la sentencia, a una serie de clientes ricos con promesas de retornos masivos de hasta un 50 por ciento. Él les decía que su padre estaba conectado a la realeza.

En total, le dieron 36 millones de libras esterlinas, casi 8 millones pertenecían a Charles Edwards, quien es también conocido como Martin. Él fue juzgado sólo en relación con el ex jefe de las pérdidas de fútbol. Gran parte del dinero fue desperdiciado en una vida de lujo en coches rápidos, un crucero, y no se escatimaron gastos de vacaciones, el tribunal escuchó.