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JULIO BASTIDA «Pude oír como mi hija me estaba pidiendo ayuda». Así recuerda Eufemia Llauna, la madre de la pequeña Marceliz, los últimos momentos de la tragedia que sacudió el municipio de Maria de la Salut el pasado lunes.

La madre y esposa de tan solo 29 años está viviendo un auténtico calvario. Una pesadilla constante de la que intenta reponerse con el apoyo y solidaridad de sus amigos, vecinos y familiares.

Eufemia lleva varios días sedada y, según relatan los familiares más allegados consultados por Ultima Hora, la mujer se encuentra «rota de dolor».
Vicente, cuñado Eufemia relata: «Se encuentra muy mal. Está rota de dolor. Ella no es así, sólo contesta cuando le preguntan algo, es incapaz de mantener una conversación y se muestra muy callada. Su hermana comenta que ella, a medida que le baja la medicación recuerda los trágicos momentos, pero no quiere hablar de ello. Lo está pasando muy mal. Ella nos tiene a todos nosotros que la vamos a apoyar», concluye.

Milagro
En Maria de la Salut no se habla de otro tema. «Fue un milagro que ella consiguiera salvar la vida», añade Catalina, una vecina amiga de la familia.
Según fuentes policiales, al parecer, la mujer consiguió salvar la vida porque cuando cayó tras inhalar el monóxido de carbono desprendido por la combustión del hornillo de carbón que había en la habitación principal, lo hizo de cara contra un cojín de del sofá y el mismo realizó funciones de filtro.

Wilmer, el cabeza de familia, de 40 años y la pequeña Marceliz, de 10 años, no corrieron tanta suerte y fallecieron tras inhalar el monóxido de carbono.

La autopsia confirmó que los cuerpos sin vida del padre e hija cuando fueron localizados llevaban más de 10 horas fallecidos.
Mòssen Antoni Oliver, rector del municipio, muy afectado por la tragedia afirmó: «Yo conocía a la familia, porque hemos tenido dos años a la niña en catequesis. Es una cultura totalmente diferente a la nuestra, pero el trato con la familia era muy correcto. Llevaban aproximadamente unos ocho años en Maria de la Salut y habíamos entablado una buena relación. Ellos, tienen la costumbre de calentarse con estufas de carbón en los domicilios en lugar de aparatos eléctricos. La niña era encantadora. Muy reservada y discreta. Aun recuerdo como si fuese ayer las dificultades que tenía en la catequesis para decir su nombre y como ella se reía por ello», concluye el rector.

Repatriación
Por otra parte, desde la embajada de Ecuador en la capital se mantiene que los cuerpos serán repatriados en el momento que la autoridad judicial lo autorice.

Fuentes de la embajada destacan: «Los cuerpos permanecen en el tanatorio de Inca. Estamos a la espera de que la autoridad judicial competente de la orden de repatriación. Nosotros ya hemos dado instrucciones a la funeraria para que agilice todos los trámites. Queremos facilitar todo lo posible las gestiones a la familia», finalizan.