El detenido ingresó en los calabozos del cuartel de Sant Ferran. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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Pelearse junto al cuartel de la Policía Local de Palma es una buena fórmula para acabar siendo detenido, pero si la trifulca llega hasta el recinto policial, entonces el arresto es prácticamente inevitable. Esto fue lo que le pasó a un joven de 22 años, que acabó en los calabozos del cuartel de Sant Ferran el pasado miércoles por la tarde.

La Policía Local de Palma se encargó de investigar los hechos, que comenzaron junto al cuartel, concretamente en la calle Vicente Juan Rosselló, sobre las 18.50 horas. En esos instantes se inició una riña tumultuaria y se empezaron a escuchar gritos, insultos, amenazas y hubo una lluvia de golpes.

Un policía dio la voz de alarma por la emisora y solicitó refuerzos en «código rojo». En breve, un gran número de agentes -cerca de una veintena-, entre los que estaban en el cuartel y por las inmediaciones, se personaron en el lugar y tomaron la zona.

Armas

Los policías tuvieron serias dificultades para separar a los implicados ya que algunos de ellos portaban palos y objetos contundentes. Algunas de estas armas, como un taco de billar, una herramienta de coche y una porra extensible fueron intervenidas por los agentes.

Una vez separados, los agentes solicitaron a siete de las personas implicadas en el tumulto que les acompañaran hasta el interior del cuartel, con la finalidad de ser identificadas y aclarar los hechos con los ánimos más calmados.

Al parecer, el joven de 22 años detenido mantiene una relación sentimental con una chica y supuestamente la ha maltratado en varias ocasiones, aunque ella lo niega. Un padre y un hermano de ella, cansados de la situación, acudieron el miércoles por la tarde al cuartel a denunciar estos episodios de malos tratos.