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El traslado de los miembros del clan de 'La Paca' al juzgado de guardia de Palma, ayer tarde, levantó una gran expectación y se realizó bajo unas fuertes medidas de seguridad. Cerca de 25 periodistas se congregaron en el patio de los juzgados, desde las tres y media de la tarde, esperando la llegada de los detenidos. En la calle, al otro lado de la verja de seguridad del recinto, hasta medio centenar de vecinos de Son Banya y allegados de los detenidos esperaron la llegada de los furgones de la Guardia Civil, que realizaban el traslado desde la Comandancia hasta Vía Alemania. A excepción de los típicos insultos y amenazas de poca monta, no hubo que lamentar incidentes.

Los 21 miembros del clan de 'La Paca' llegaron a los juzgados sobre las 17.15 horas, bastante más tarde de lo previsto inicialmente. Un furgón entró por la parte trasera, como suele ser habitual, y aparcó en el patio. Dos de los detenidos bajaron del vehículo y fueron conducidos hasta los calabozos, bajo los aplausos y gritos de ánimo de sus familiares y amigos desde la calle. Mientras tanto, el resto de miembros del clan, fueron introducidos en el juzgado por la parte delantera, para evitar problemas con la gente que esperaba en la calle.

Primero entró 'la Guapi', hija de la 'Paca, y después 'el Loco' y 'el Moreno', hermanos de la matriarca. Ambos entraron esposados juntos. El primero, al ver la hilera de fotógrafos y cámaras, exclamó: «Menudo reportaje vais a hacer hoy», mientras que su hermano alzó los dos brazos. Después desfilaron 'El Ico' y el 'Tarta', hijo y compañero de 'la Paca', respectivamente. Les siguieron varios detenidos más y, al final, 'la Paca', tapándose con una toalla amarilla. La matriarca de Son Banya se resistió a ser trasladada a los calabozos de Vía Alemania y, antes de ser introducida en la celda gritó: «¿Qué sus pensáis, que me han cogido droga?».

Antes, el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) había trasladado a 10 detenidos por otros delitos y la Guardia Civil de Palmanova a dos más. Junto con los 21 de la operación en Son Banya, los calabozos quedaron bastante llenos. Sin embargo, un agente que habitualmente realiza conducciones de detenidos a los juzgados comentó: «Tranquilos, hay tres calabozos grandes, donde caben diez personas en cada uno, y tres más con capacidad para cinco o seis, así que no hay problemas».