Mari Àngels, que trabaja en el bar de la víctima, se encontró a Francisca llena de sangre. Foto: A.SEPÚLVEDA

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JAVIER JIMÉNEZ La indignación se ha apoderado de Porreres. Una vecina de 77 años, dueña de un conocido bar de la localidad, fue salvajemente atacada ayer noche por un delincuente que le quería robar la caja y la dejó inconsciente a golpes. Francisca Oliver Mas fue hallada encerrada en una habitación, llena de sangre, y en estado de schock.

El bar Toni de Son N'Oms está ubicado junto al colegio, en dirección a Campos. Lo regenta Francisca Oliver, una viuda que vive en el piso de encima del negocio. Mari Àngeles la ayuda como camarera y también tienen una mujer de la limpieza. El martes por la noche, como casi siempre, la septuagenaria, que en breve cumple 78 años, cerró muy tarde. Eran más de medianoche y Francisca se sentó a leer el periódico. Pensaba que no había nadie en el establecimiento, pero no era así.

Escondido
Un cliente se había escondido en los aseos y esperaba agazapado a que la mujer se retirara a su casa, en la planta superior, para robar la caja. Fatalmente, Francisca se dirigió al baño, para comprobar que todo estaba en orden, y fue entonces cuando fue atacada por la espalda, con brutalidad. El ladrón la golpeó en repetidas ocasiones en la cabeza, con una botella de cerveza. Cuando el cristal se rompió la víctima se desplomó inconsciente, con la cabeza llena de sangre. Se despertó al cuarto de hora, ya avanzada la medianoche, y sufrió un ataque de pánico.

Pensó que el agresor seguía en el bar y corrió a refugiarse a una habitación, donde se encerró por dentro. Parece que desde allí consiguió hacer una llamada de auxilio, pero nadie respondió. Después quedó bloqueada, muerta de pánico.

A las cinco de la mañana la empleada se presentó en el bar, para limpiarlo, y descubrió manchas de sangre y una botella rota. Se asustó y llamó a su marido, que se presentó en el local. Luego apareció Mari Àngels, la otra trabajadora, y entre todos localizaron a la dueña en el cuarto, en un estado lamentable. Tenía la cabeza y el rostro cubiertos de sangre seca y estaba asustadísima. La trasladaron hasta el hospital de Manacor, mientras la Guardia Civil se hacía cargo de la investigación. El delincuente se apoderó de la recaudación de la caja del bar, pero no forzó las máquinas. Luego huyó por una ventana. Tras algunas horas en el centro hospitalario, Francisca recibió el alta, aunque deberá permanecer en reposo algunos días. Tiene fuertes dolores de cabeza y vómitos. «Siempre le decimos que ya tiene que jubilarse, pero no nos hace caso», contaban ayer sus vecinos. Quizás ahora Francisca se decida.