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«El domingo me robaron a mi loro Pau y desde entonces estoy que no duermo ni como, me hacía mucha compañía y estoy muy apenada». Francisca Coll es una vecina de Santa Maria, de 73 años de edad, que hace años adquirió un loro que con el paso del tiempo «se ha convertido en uno más de la familia».

«El pasado 12 de febrero hizo 29 años que teníamos a Pau, siempre nos ha hecho mucha compañía, y a mí mucha más desde que mi marido falleció hace dos años y quedé viuda», explica la vecina de Santa Maria.

Cada domingo hay mercado en la localidad y la mujer solía sacar al loro al balcón del primer piso o lo colocaba fuera, junto a la puerta de entrada de su casa. «Vivimos cerca del mercado y el loro disfrutaba de ver pasar a la gente a su lado, hablaba con todo el mundo y hacía mucho ruido, se ve que estaba contento», indica Francisca.

El pasado domingo, como muchas otras veces, la mujer sacó a Pau a la calle y lo colocó junto a la puerta. «Yo me suelo sentar al lado de la vidriera de la entrada, así lo veo, y veo como la gente habla y juega con él y no sabes la compañía que me hace y la alegría que me da», apunta la mujer.

No obstante, en un momento de despiste, una o varias personas se llevaron a Pau: «Escuché a dos chicas hablando con el loro, giré un momento la vista y me despisté y después ya no estaba, salí a la calle y vi arrancar un coche, no sé si fueron ellas u otras personas, tampoco las vi y no sabría decirte el tipo de coche que era», añade la perjudicada.

Desde la entrada de la vivienda hasta el lugar de donde salió el coche había restos de pipas, que supuestamente cayeron de la jaula cuando los ladrones la cogieron y huyeron.

«Parece mentira, pero desde el domingo estoy como si me faltara algo, no duermo ni tengo ganas de comer», apunta la mujer, quien ha empezado a moverse para intentar recuperarlo.

«Hemos puesto una denuncia en la Guardia Civil del Pont d'Inca, pero nos han dicho que será un poco difícil encontrarlo». «También he ido a Marineland y a Natura Parc a ver si lo habían encontrado, porque aquí traen animales que la gente encuentra por la calle y si Pau se siente solo o extraño igual se pone a gritar, hace un ruido insoportable y las personas que lo robaron lo sueltan», agrega Francisca.

La mujer señala que el loro «es verde y tiene un par de plumas rojas en la parte de arriba, es increíble pero no sabes lo que puede afectar a una persona que le quiten a un animal que le hace tanta compañía, me haría muy feliz recuperarlo y pido a la gente que se lo llevó que lo deje en algún sitio donde alguien lo encuentre y me lo puedan hacer llegar», concluye.