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JULIO BASTIDA «Casa Alfredo, buenas tardes, ¿en qué puedo atenderle?» Así atienden la llamada telefónica de cuando en la tarde de ayer nos pusimos en contacto con la casa de citas de índole masculino 'Casa Alfredo Relax'.

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El local está algo escondido, es muy discreto y ubicado en una zona tranquila del Terreno.
En la conversación, por la voz, deducimos que nos atendía un chico joven y con un claro acento brasileño. Al solicitarle hablar con el responsable del local nos responde: «El encargado está de viaje y no puede ponerse. Está fuera y no sé cuándo volverá».

Prosigue la conversación en un tono afable y al identificarnos como periodistas el joven interrumpe: «La información tiene un precio, ¿cuánto me vas a pagar?, porque toda la información tiene un precio». Al explicarle que simplemente deseamos conocer su versión de los hechos nos dice: «Nosotros los chicos de esta casa estamos muy bien, muy tranquilos, ¿y tú?». La conversación finaliza. Los vecinos colindantes ante la expectación levantada nos relatan: «Aquí los chicos son muy buena gente. No hay españoles, todos son argentinos, brasileños, portugueses etc... son simpáticos y siempre nos saludan, nunca dan problemas». Otra vecina dice que reconoció al edil popular pero que no quería hacer comentarios. Una chica joven que paseaba el perro por la calle no dudó en decir: «No me extraña que estuviera con estos chicos, todos son cachas y guapísimos». En un bar próximo a la zona, José Antonio Martínez no tiene ningún problema en hacer pública su indignación y añadir: «A mí me cortan el agua siendo jubilado y este señor con nuestro dinero se gasta 50.000 euros en chicos». La tranquilidad, de momento, es la nota predominante en la zona.