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M.MEDRANO/J.JIMÉNEZ «¡Necesito 500 euros, necesito 500 euros!». Así irrumpió ayer un atracador al parecer de nacionalidad sudamericana y de entre 40 y 50 años en la oficina del BBVA de Lloret sobre las once de la mañana. La joven encargada, que suplía las vacaciones de un compañero, no tuvo tiempo ni de activar la alarma y le entregó unos 600 euros. Acto seguido el atracador abandonó Lloret en un coche.

Los efectivos de la Guardia Civil que se desplazaron ayer a esta localidad del Pla para investigar el suceso aún no han conseguido dar con el atracador.

El atraco de este banco, situado en céntrica plaza Jaume I dónde curiosamente vive el director general de Interior Sebastià Amengual, causó una gran conmoción entre los vecinos, pues se suma a una oleada de robos y vandalismo que afecta a este pueblo especialmente los fines de semana. En este sentido cabe recordar que Lloret sólo cuenta con un Policía Local que trabaja durante las mañanas.

Empanadas
El pasado domingo el local municipal de Can Bernat fue forzado y de él se sustrajo una torre de música, un microondas, una pantalla de televisión y un proyector, además de kilos y kilos de carne con los que los vecinos de Lloret habían adquirido con la intención de preparar empanadas esta próxima semana. El propio alcalde, Arnau Mateu (UM), asegura que los ladrones se llevaron objetos por valor de unos 4.000 euros y hace un llamamiento a mejorar la seguridad de los pueblos pequeños. «Estamos estudiando colocar cámaras de seguridad e incluso alguna alarma en los locales públicos; también hemos pedido un nuevo policía turístico pero, sobre todo, hace falta que la Guardia Civil patrulle más por Lloret, especialmente los fines de semana», explicó ayer tras conocer lo sucedido.

En los últimos meses los actos vandálicos en Lloret durante los fines de semana no son una excepción. El parque infantil dels Tarongers se ha convertido en lugar de encuentro del botellón nocturno del Pla de Mallorca y acumula desperfectos y pintadas. Un fin de semana el Colegio Público, dónde se debate la necesidad de colocar cámaras de vigilancia, también fue objeto de un robo.

Los vecinos estaban ayer desesperados. «Durante las tardes y los fines de semana aquí no hay vigilancia y los robos están yendo a más. Estamos asustados, porque además el pueblo está lleno de gente nueva que no conocemos», explicaba ayer indignada la dependienta del Forn de sa Plaça, situado frente a la oficina del BBVA.