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P.M. Una patrulla de la Policía Local de Sant Llorenç se llevó una «sorpresa» cuando, la madrugada del jueves, pararon al conductor de un turismo. El hombre estaba solo en el vehículo, no llevaba pantalones ni zapatos, y presentaba un estado de «total y absoluta intoxicación etílica». Tal era la «castaña» que llevaba encima, que hay quién dice que, dentro de lo serio del asunto y del peligro que supone conducir en ese estado, su detención y manifestaciones posteriores fueron ocurrentes y hasta graciosas. Todo empezó sobre las 00.45 horas en la avenida ses Avines, en sa Coma. Los policías vieron que un coche circulaba en dirección contraria, a velocidad muy reducida y golpeando repetidas veces los neumáticos con el bordillo de la acera. Los agentes dieron orden al conductor de que se detuviera, cosa que el hombre hizo sin dilación. Cuando los policías se acercaron a la ventanilla del coche comprobaron su estado lamentable, tenía serias dificultades para expresarse y desprendía un fuerte olor a alcohol. Cuando le solicitaron que se sometiera a la prueba de la detección alcohólica el hombre dijo textualmente: «Que me lleven a prisión, yo no soplo». viendo esta actitud y, sobre todo al confirmarse segundo a segundo el estado del hombre, los policías le insitieron d emanera reiterada, y le informaron claramente de las consecuencias que podía acarrearle el negarse a efectuar la prueba de la etilometría. Pero el hombre continuó negándose en todo momento, parecía «feliz» y hasta la daba la impresión de que la historia no iba con él.

Entonces se puso a decir frases como «Hoy es el día más feliz de mi vida. Si me encierran que me lleven a Alcalá Meco. Quiero ser un bandido». Entonces los policías, después de mirarse uno al otro, decidieron ya poner fin a la situación y procedieron a la detención del hombre. La acusación inicial es la de un delito de desobediencia grave a la autoridad por negativa a la prueba del alcohol.

Cuando ya estaba en el cuartel, y en concreto en la sala de registro, previa a su ingreso en los calabozos, el hombre continuó diciendo frases como: «Quiero dos deseos, un cigarro y una llamada, y luego me pones los grilletes y a dormir la mona».

Los policías actuantes y los que se encontraban en las dependencias seguían sin salir de su asombro ante esta situación. Antes de ingresarlo en los calabozos volvieron a hablar con él, y se dijeron que si se encontraba mal y ncesitaba asistencia médica la iban a pedir. Pero el hombre dijo que nada, que no estaba mal y no quería asistencia de ningún tipo. Se negó a firmar una hoja que le dieron, entró en el calabozo y se dedicó a «dormir la mona», como había pedido. Al día siguiente fue presentado ante el juez.