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PEP MATAS
A las diez de la mañana de ayer sonó la alarma de incendio en una de las salas del colegio Joan Mas de Pollença. Los 470 niños y niñas de entre tres y siete años fueron desalojados de inmediato por los profesores, a excepción de una profesora y dos alumnos que habían quedado atrapados. Se trataba de un simulacro y se actuó según el protocolo. Al lugar se desplazaron agentes de la Policía Local y bomberos del Consell de los parques de Inca y Santa Margalida (seis bomberos, dos mandos y el coordinador de la zona), con tres vehículos. Los policías cerraron el acceso al tráfico y los bomberos se dividieron en dos grupos. Unos localizaron la sala donde estaba el fuego, y el otro a la profesora y los dos alumnos. Todo funcionó a la perfección. Los alumnos fueron desalojados en tres minutos y 33 segundos, cuando el protocolo exige para estos casos un máximo de diez minutos. En el colegio se personó Miquel Àngel Sureda, director general de Emergencias del CIM, así como el regidor de Seguretat Ciutadana y la regidora de Cultura del Ajuntament de Pollença.

Una vez acabado el simulacro se celebró una reunión entre técnicos, profesores y organismos actuantes. Los alumnos y alumnas regresaron a sus clases con normalidad unos 20 minutos después de haber sido desalojados. El alcalde no pudo asistir por fuerza mayor.