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JAVIER JIMÉNEZ «Ha sido un milagro. La acera es estrecha y si llega a pasar un peatón, o incluso un conductor, habría sido un desastre». La cuadrilla de obreros de una finca en obras de la calle Ciutat no salía ayer de su asombro: parte de la fachada se desplomó y cayó sobre la calzada y la acera.

El derrumbe ocupó la mitad de la calle y, afortunadamente, no hirió a nadie porque dio la casualidad de que no pasaban ni peatones ni conductores. Se trata de un casa de dos alturas, ubicada en el número 149 de esa calle, que en la actualidad está siendo demolida. La fachada, empero, sigue en pie y ayer, a eso de las once y media de la mañana, «nos dio un susto de muerte», en palabras de los obreros. Los trabajadores estaban en el interior de la finca cuando escucharon un estrépito fuera, en la calle. Al salir se encontraron con cascotes de gran tamaño sobre la calzada, que se habían desprendido del voladizo.

La Policía Local de Llucmajor fue informada del accidente, pero no fue necesario que los bomberos la apuntalaran porque la construcción tiene que ser demolida, para alzar nuevas alturas.

Fueron los mismos operarios de la casa los que retiraron los cascotes y no fue necesario cortar el tráfico porque la situación se solventó rápidamente. Además, uno de los dos carriles de la calle seguía abierto.

Un portavoz policial señaló que en los últimos meses se han registrado al menos tres derrumbes parciales de fachadas, todas ellas en fase de remodelación.