Sergi Muñoz Zornoza, en una imagen aportada ayer tarde por su familia. Sus padres residen en Menorca desde hace 37 años.

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Sergi Muñoz es uno de los siete tripulantes españoles que viajaban en el avión chárter inmovilizado el jueves por el Gobierno del Chad que, desde entonces, los mantiene retenidos en un calabozo, aunque en buen estado de salud.

Las autoridades de la república centroafricana -limítrofe con Líbia, Sudán y Camerún- han llevado a cabo esta actuación al sospechar que la ONG francesa Arca de Zoé, que había contratado el vuelo a través de un broker aéreo, podría estar implicada en un caso de adopciones ilegales.

El objetivo del copiloto y los otros seis tripulantes era trasladar a 103 niños africanos enfermos y heridos de la guerra hasta un hospital de Reims (Francia), donde debían ser operados. No obstante, la investigación abierta les ha impedido llevar a cabo la «evacuación sanitaria» para la que habían sido contratados.

Nada más tomar tierra, la Policía subió a bordo del avión y requisó los pasaportes y los teléfonos a la tripulación que, desde entonces, mantiene contacto con España a través del móvil que uno de los mandos ha logrado burlar al control policial. A diferencia de los responsables de la ONG, que se hallan detenidos, el Chad no imputa delito alguno a los tripulantes, a quienes no soltará hasta que hayan prestado declaración.

Las autoridades de Chad decidieron ayer prorrogar otras 48 horas la prisión preventiva contra los nueve ciudadanos franceses y siete españoles detenidos el jueves. Mientras, el Ministerio de Asuntos Exteriores se aprestó a anunciar que los tripulantes están «en buen estado de salud, considerando las circunstancias», aunque es posible que permanezcan en prisión hasta el próximo lunes, por las dificultades que comporta tramitar su liberación durante el fin de semana. Ese día se espera la llegada del cónsul en Camerún, Vicente Mas.

Las mismas fuentes señalaron que los arrestados están constantemente vigilados por un médico militar del Ejército francés y que reciben los alimentos necesarios proporcionados por la Comandancia militar francesa. De todas formas, reconocieron que el caso sigue abierto, a la espera de los resultados de las investigaciones de las autoridades chadianas.

El avión que copilotaba el joven menorquín pertenece a Gestión Aérea Ejecutiva (Girjet), una aerolínea charter constituida en 2003 y con base en Barcelona, que niega cualquier vinculación con el presunto tráfico de menores denunciado en el país centroafricano.

Sergi Muñoz, de 30 años, trabaja para Girjet desde agosto de 2006, a donde llegó tras ejercer como instructor de vuelo y piloto de los aviones-ambulancia del IB-Salut en Balears. Sus padres, Eduardo y Manuela, aguardan noticias desde su casa de la calle Tramuntana de Cala en Porter, donde residen y regentan el bar Aloha.

El director insular del Estado, Javier Tejero, no ha recibido indicación alguna del Gobierno para ponerse en contacto con la familia, pero da por hecho que el Ministerio de Asuntos Exteriores está realizando todas las gestiones posibles para resolver el conflicto. Tejero cree «prudente» esperar a que «se esclarezca» la situación y se determine la responsabilidad tanto de la ONG como de la propia compañía aérea.

El presidente del país centroafricano, Idriss Deby, calificó ayer la situación de los 103 menores que iban a ser trasladados a Francia como «intolerable y estremecedora» y prometió que «castigará» a todos los implicados.

Los niños iban a ser adoptados por varias familias francesas después que un grupo de voluntarios galos conocidos como el 'Arca de Zoé', con la ayuda de la compañía aérea española Girjet, los trasladaran hasta el país. Todos ellos eran huérfanos, tenían edades comprendidas entre uno y nueve años, y procedían de la región sudanesa de Darfur, cercana a Chad, donde se produjo una limpieza étnica de sus habitantes por parte del ejército paramilitar islamista Janjaweed. El Gobierno de Francia considera que la ONG ha actuado «de forma ilegal e irresponsable».