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JAVIER JIMÉNEZ Algunos de los clientes de los ocho santeros brasileños encarcelados el domingo en Palma llegaron a pedir créditos millonarios o vender joyas familiares para pagar los 60.000 euros que el clan exigía para «purificar» al afectado por un mal de ojo.

El Cuerpo Nacional de Policía facilitó ayer las identidades de los supuestos magos: Bruno N.L.; Dora N.L; Lira C.C.; Hugo N; Cristina N.L.; Renato N.R.; Leandro Antonio N.R. y Danielle Y. Tres niños de entre dos y cuatro años han sido acogidos por el servicio de Protección de Menores después de que todos los adultos del clan hayan sido encarcelados.

Zaragoza, Vigo y Córdoba fueron las últimas ciudades visitadas por la banda antes de recalar, recientemente, en Palma. Su método de trabajo era sistemático: se alojaban en un hotel, mientras buscaban un piso céntrico. Luego se publicitaban y captaban clientes, a los que pedían 60.000 euros o una cantidad similar. A continuación llegaban a cabo el ritual y luego, cuando lógicamente la sesión no funcionaba, desaparecían y cambiaban de ciudad. Se movían en una furgoneta y en la consulta improvisada que montaban había numerosos objetos relacionados con la santería: calaveras, santos, huesos, crucifijos, cartas de tarot, etc...