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E.L.V. El fiscal imputa un delito de tentativa de homicidio a uno de los seis jóvenes polacos detenidos por la multitudinaria pelea de Magaluf del pasado sábado. Se trata de Marius S., que el domingo ingresó en prisión por orden del juez de guardia después de que un vigilante de seguridad le identificara durante una rueda de reconocimiento. El vigilante describe la escena de la pelea como un auténtico infierno. Según explicó ante el juez, sobre las 06.00 horas él y otro vigilante salieron del local en el que trabajan, en Magaluf, porque les habían dicho que había un camarero herido y tendido en el suelo. Cuando estaban ayudándole a entrar, el vigilante afirma que llegaron 10 ó 15 personas y comenzó una lluvia de objetos. De entre la multitud se les acercaron tres personas armadas, una de ellas con un cuchillo de tipo militar, de doble hoja y unos 30 centímetros de longitud. El agresor le apuñaló dos veces en un riñón, pero los golpes fueron parados por el chaleco protector fabricado con «kevlar», un material muy resistente. Los vigilantes se parapetaron en el local y colocaron taburetes en las puertas para impedir la entrada de los agresores, que rompieron las cristaleras antes de huir corriendo.

Una vez detenidos, uno de los polacos se autolesionó dándose cabezazos en los calabozos de la policía local.