La dueña de la vivienda sufre el síndrome de Diógenes y tenía toneladas de basura acumulada. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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Una vecina de Son Gotleu que padece el síndrome de Diógenes, que consiste en almacenar basura en la casa de manera obsesiva, tuvo que ser desalojada de manera precipitada por un incendio que se declaró entre los desperdicios acumulados en su vivienda. La densa humareda alarmó a los vecinos de aquella barriada palmesana, que denunciaron que no era la primera vez que se registraba un incendio en aquella dirección.

Pocos minutos después de la una de la tarde el centro de emergencias del 112 fue alertado de un fuego en el número 95 de la calle Sant Rafael. Se trata de una planta baja compuesta por varios trasteros y cuartos y la mujer, de avanzada edad, intentó encender leña para cocinar. Una chispa saltó y la basura quedó envuelta en llamas. El fuego se propagó rápidamente y fueron los vecinos de esa calle quienes convencieron, casi a la fuerza, a la mujer para que saliera a la calle. La señora estaba muy nerviosa y cuando comenzaron a llegar los bomberos no dejaba de preguntar: «¿Tendré que pagarles?». Una gran columna de humo, visible desde varios kilómetros, se alzó sobre Son Gotleu y un motorista de la Policía Local abrió paso al primer camión de bomberos que llegó a Sant Rafael. El Cuerpo Nacional de Policía también prestó apoyo en el dispositivo. Los efectivos tuvieron que abrir un boquete en una de las paredes para arrojar agua, mientras el fuego se extendía a otros cuartos de la planta baja. Numerosos residentes de la barriada siguieron a pie de calle las tareas de extinción y algunos de ellos se quejaron de que al señora con síndrome de Diógenes posee otras propiedades en Son Gotleu y todas han sido convertidas en vertederos. «No es la primera vez que hay un incendio por la cantidad de basura que hay y un día ocurrirá una desgracia», se lamentó uno de los vecinos.

Los daños en la planta baja fueron cuantiosos, ya que la potencia del fuego llegó a ser demoledora. Los plásticos y productos inflamables ardieron con suma facilidad y el humo negro fue muy tóxico. Cuando a las tres de la tarde la situación estuvo casi controlada una minigrúa comenzó a sacar a la calle los cientos de enseres, ropa, electrodomésticos y trastos amontonados en el solar. Emaya calculó que había entre 10 y 15 toneladas de basura, una cifra tremenda teniendo en cuenta que se trata de una vivienda privada. A media tarde los trabajos de desescombro continuaban en Son Gotleu, donde todavía quedaban restos humeantes de basura dentro y fuera de la casa.