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La Audiencia de Palma abrió ayer juicio oral en la causa contra los hermanos Rodolfo y Pilar Bay -herederos de Rodolfo Bay Alfageme, a su vez hijo del fundador de la desaparecida compañía aérea Spantax- y contra el partidor de la dote, el abogado Joaquín Cotoner Goyeneche, por la venta de una casa en Son Vida cuando aún no era de su propiedad al estar vivo un litigio entre beneficiarios.

El fiscal pide para los tres acusados la pena de cuatro años de prisión al considerar que en julio de 1999 «puestos de común acuerdo y con ánimo de obtener un provecho económico» procedieron a la venta del citado inmueble por importe de 135 millones de pesetas, de las que recibieron en ese momento 15 cada hermano y 175.000 pesetas mensuales desde entonces hasta junio de 2006, cuando quedó establecido el cuaderno particional definitivo de la herencia.

El relato del ministerio público, sostenido también por la acusación particular, se basa en que dos meses antes de esa venta una sentencia del Juzgado de Instancia 10 de Palma había establecido que el inmueble de Son Vida pertenecía al caudal activo de la sociedad de gananciales de Rodolfo Bay Alfageme y Marta Girod del Avellanal, por lo que cualquier resultado monetario del mismo debía ser ingresado en una cuenta judicial.

De hecho, el litigio por la herencia Bay-Girod por diferencias entre la legítima y las voluntades testamentarias duró desde la muerte del primero en 1992 hasta el verano pasado, cuando la mediación del jurista mallorquín Félix Pons estableció el cuaderno particional de los bienes, que aceptaron tanto los hermanos Bay Morenes como sus oponentes en pleito, José María y Juan Antonio Muro-Lara Girod.