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REUTERS-MOSCÚ
Docenas de funerales se celebraron ayer jueves en el oeste de Siberia, en memoria de las víctimas del peor desastre minero de Rusia desde la caída de la Unión Soviética, cuando una explosión de gas dejó al menos 108 muertos en una mina de Ulyanovskaya. Ayer se realizaron aproximadamente 60 funerales en ciudades alrededor de la mina, ubicada a 3.500 kilómetros al este de Moscú. En la cercana Novokuznetsk, las personas llegaron en autobuses al inhóspito cementerio, y luego debieron esperar su turno en medio del frío helado para enterrar a sus muertos. Las apresuradas ceremonias se realizaron sin los símbolos tradicionales de los funerales rusos, como una banda de música. A cuatro días de la explosión, los servicios de emergencia aún intentan encontrar a dos hombres desaparecidos en la mina. Una inundación no les permitió a los rescatistas registrar parte del laberinto de túneles en los que se piensa que estaban los hombres, y sacar el agua puede llevar días. El presidente Vladimir Putin declaró el miércoles un día de luto por las víctimas de la explosión, por las muertes de 62 personas en un incendio en un hogar de ancianos y por las seis víctimas de un accidente aéreo durante el fin de semana. El hermano de Ryuchkova también falleció en la explosión, y se lo estaba velando en otro lugar. Muchos de los cuerpos recuperados de la mina estaban tan mutilados que aún no han podido ser identificados. «El carbón tiene un precio muy alto, pero no hay salida: para ganar más, hay que elegir un empleo más peligroso bajo tierra», manifestó Soldatenkov.