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JAVIER JIMÉNEZ-M.JUNCOSA
María Teresa Mirón es una conductora de autocares de 35 años que el año pasado trabajó en la empresa del vehículo que el domingo se despeñó en sa Calobra. La mujer denunció ayer que tenía que trabajar «hasta 18 horas al día» y que le ordenaban que destruyera los tacógrafos «para que no quedara constancia de que hacíamos tantas horas».

La chófer, una de las pocas mujeres en un gremio marcadamente masculino, demandó a su ex empresa tras lo que consideró un despido improcedente. Según su relato, en el mes de julio del año pasado empezó su jornada laboral a las siete de la mañana en Sant Ponça «y debía acabarla a la una y media de la madrugada en Cala d'Or». Su autocar se averió y tras una discusión con uno de sus jefes dejó de trabajar para la empresa. A través de su abogado, Félix Yagüe, presentó una demanda y aportó como prueba de su situación laboral unos tacógrafos que obran en poder del juzgado y en los que, según ella, se demuestra que los conductores trabajaban «hasta 16, 17 ó 18 horas al día».

Este periódico intentó ayer por dos veces ponerse en contacto con la empresa demandada, para conocer su versión, pero en las dos ocasiones la operadora comunicó que el jefe estaba en ruta y no podía contactar con él.

Ovidio Taboada, el chófer fallecido en sa Calobra, había trabajado en el sector de la hostelería y en Cala Millor había montado algunos negocios, entre ellos un local llamado «Botafumeiro». Su hijo de 11 años vivía con su madre, en Mallorca. Su hermano José Luis viajó a Palma y el martes embarcó hacia Galicia con sus restos mortales. Una distracción fue la causa del accidente.