El comedor de la vivienda quedó destruido por la violencia del fuego, que no se propagó a otros cuartos.

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Un bebé de diez meses y una anciana de 88 años resultaron ayer intoxicados de carácter leve por un incendio que devastó el comedor de un piso de la barriada palmesana de La Soledat. Una vecina del edificio sufrió un ataque de nervios y también tuvo que ser atendida por los sanitarios.

El siniestro se declaró sobre las diez y media de la mañana en el número 29 de la calle Sureda, una travesía del final de la calle Manacor, casi a la altura de la rotonda de Can Blau. Un cortocircuito en la estufa eléctrica instalada en el comedor del primer piso provocó llamaradas que se extendieron rápidamente por la habitación. El dueño de la vivienda intentó sofocar el fuego, pero tuvo que salir a la calle, aturdido por el humo que se acumulaba en la casa y que comenzaba a subir a las tres plantas superiores. El centro de urgencias 112 puso en marcha el dispositivo de emergencia y los primeros en llegar fueron motoristas del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Local. Las calles colindante quedaron cortadas para que los bomberos pudieran maniobrar sin problemas y una ambulancia del 061 atendió in situ a los intoxicados.

Ataque de nervios
Una vecina fue atendida a pie de calle de un ataque de nervios, y varias personas tuvieron que calmarla porque no dejaba de llorar y jadear, muy alterada. El bebé y la señora de avanzada edad fueron examinados en una ambulancia estacionada muy cerca del domicilio siniestrado y se comprobó que habían inhalado humo en pequeñas cantidades, por lo que su grado de intoxicación era leve.

Los bomberos que entraron en la casa rescataron a un perrito que se había refugiado en una habitación, dentro de una caja. El fuego arrasó el comedor y las altísimas temperaturas y el humo afectaron a otras dependencias, aunque en menor medida. Los dueños del piso incendiado se mostraron desolados por el desastre y la mujer no podía apenas articular palabra. Los vecinos de los pisos superiores comentaron que el humo «se extendió muy rápido por todo el edificio y casi ni nos dio tiempo a salir a la calle».