La víctima padecía el síndrome de Diógenes y almacenaba basura en su casa de Palma.

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JAVIER JIMÉNEZ
La policía ha solicitado al juzgado exhumar el cadáver de la madre del hombre que llevaba ocho años muerto en un piso de Palma. De esta forma, a través de la prueba del ADN, se podrá confirmar con certeza si aquellos restos momificados pertenecían a Pedro Belmonte, el dueño del piso.

La mujer falleció en el año 99 y está enterrada en el camposanto palmesano, en una tumba junto a otro familiar. La Policía Científica no pudo extraer huellas del cadáver de la calle Francesc de Borja Moll porque no había tejidos en las manos y los investigadores buscaron a familiares para practicar la prueba de ADN. No encontraron a ningún allegado directo, pero descubrieron que la madre había sido enterrada en 1999, el mismo año en el que el hombre murió en su casa. Si el Juzgado de Instrucción Número 10 lo autoriza, se exhumarán los restos de la señora y se cruzarán datos genéticos con los hallados en el piso palmesano. Así, se sabrá con toda seguridad si el esqueleto es el de Pedro Belmonte, que en 1999 tenía 58 años.

El hombre, que padecía obesidad mórbida y sufría el síndrome de Diógenes, vivía con su madre en aquella travesía de la calle Olmos. Cuando ella murió se quedo sólo. No se relacionaba con nadie y falleció meses después sobre su cama, solo y en el más absoluto anonimato. El pasado 23 de febrero la Policía Local acudió a la vivienda porque los vecinos denunciaban que estaba en un estado de abandono total y se encontraron el cuerpo momificado tendido sobre la cama. Toda la casa estaba llena de basura, que Pedro almacenaba enfermizamente. Una tarjeta sanitaria desveló que en 1999 fue examinado por última vez. Luego pasó 8 años descomponiéndome.