Gabriel B., el pescadero de s'Olivar, declara ante el tribunal el primer día de juicio. Fotos: E.L.V.

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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
Los 17 'narcos' que están siendo juzgados estos días en la Audiencia Provincial introducían cocaína casi diariamente camuflada en cajas de pescado procedentes de Barcelona. La droga se cargaba en Mercabarna en camiones y era recogida a su llegada a Mercapalma por Garbiel B., uno de los cabecillas del grupo. El tráfico era tan habitual que el propio Gabriel, pescadero en s'Olivar, le preguntó en una ocasión a su suministrador de Barcelona: «¿Dónde has puesto la mercancía? A ver si se la va a llevar alguien con el pescado...».

La declaración más sorprendente del día fue la de una mujer, cuya intervención fue clave ya que propició la investigación policial. La testigo explicó que en 2004 acudió a Jefatura para denunciar al principal acusado, Santos Robles, porque le había golpeado y amenazado con una arma. Para sorpresa de la policía, afirmó que Santos formaba parte de un grupo muy peligroso y armado, que traía a Mallorca entre uno y dos kilos de cocaína a la semana, vendiéndola principalmente a ciudadanos dominicanos residentes en la Isla. Con este inesperado «regalo», la policía se volcó en una de las mayores investigaciones por narcotráfico llevadas a cabo en los últimos años en Mallorca.

Este fue uno de los detalles aportados ayer por el Jefe del Grupo Contra el Crimen Organizado, en una larga declaración de casi tres horas.

El policía explicó que la banda tenía múltiples métodos de introducir droga. Uno de ellos era mediante «correos» que viajaban desde República Dominicana con la cocaína adosada al cuerpo. Para evitar que los perros detectasen el olor, se embadurnaban de «Vicks vapor up». También metían la droga en los calcetines o la ingerían en pequeños «huevos», que después deberían evacuar tomando laxantes.