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JAVIER JIMÉNEZ
Los conductores de la Isla tienen desde ayer muchas más posibilidades de ser interceptados en un control de alcoholemia. La Guardia Civil ha abierto la campaña de Navidad, que pretende multiplicar las pruebas de alcohol en horario de tarde y de noche, y que se prolongará hasta el día 24.

Estos días son los escogidos por la mayoría de empresas para celebrar almuerzos y cenas de Navidad, donde el alcohol suele correr a raudales. La Dirección General de Tráfico (DGT), consciente de que hay un buen número de conductores beodos por las calles y carreteras durante estos días, ha puesto en marcha un ambicioso plan que pretende concienciar y castigar. Por un lado, los controles fijos tienen la ventaja de que los conductores que no son interceptados saben que la Benemérita, durante las fiestas, no se relaja. Y las pruebas móviles son las idóneas para cazar a los que sistemáticamente hacen caso omiso a este tipo de campañas.

«El alcohol reduce la capacidad de respuesta aunque la ingesta sea mínima. Es un hecho probado. Además, produce euforia, que al volante es muy peligrosa», explicó ayer un experto en seguridad de tráfico de la Comandancia de Palma.

«Hay gente que cree que cuando llegan las fiestas tiene carta blanca para beber lo que quiere, aunque luego tenga que coger el coche. Hay muchas comidas y cenas de empresas y se hacemos un cálculo aproximado de los comensales que beben alcohol también podemos hacernos una idea de la cantidad de conductores que se ponen al volante bajo los efectos del alcohol, y eso es algo que no podemos permitir», añadió.