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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
La instrucción por el caso de las facturas falsificadas de la Guardia Civil dio ayer un giro radical con la declaración de Jaime Ferragut. El constructor acudía ayer al juzgado de Instrucción número 9 por elaborar unas facturas falsas destinadas a justificar unos gastos de mobiliario para la vivienda del coronel Francisco Javier García Peña, y cuyo descubrimiento ha finalizado con su destitución al frente de la Comandancia de Balears. En su primera declaración ante la Guardia Civil, Ferragut negó cualquier relación con este caso.

En el transcurso de la charla, el capitán le pidió «como favor» que le hiciera «una factura de doce o trece mil euros», para justificar la compra de muebles para el pabellón del coronel.

Sin embargo, ayer reconoció todos los hechos y los describió de manera detallada. El constructor argumentó que su cambio de versión se debe a que se siente «totalmente engañado» y que, al declarar en la Comandancia, «tuvo miedo al verse allí, rodeado de guardias civiles».

Ferragut llegó minutos antes de las 10.00 horas, relajado y sonriente ante las cámaras de los fotógrafos. Una vez en el despacho del juez, dijo que debía cambiar lo que había manifestado en la Guardia Civil. El constructor explicó que le presentaron al coronel García Peña en una comida, y que al cabo de varios meses se encontró con el capitán Trujillo.

Ferragut aceptó y a partir de entonces comenzaron las gestiones. En primer lugar, le pidieron que elaborara un presupuesto por esa cifra. Él lo elaboró, lo presentó y la Guardia Civil lo dio por bueno. Poco después le hicieron firmar un documento en el que se indicaba que le habían adjudicado la obra, con un plazo de ejecución de dos meses, y que le pidieron la cuenta de su empresa y su factura. Esta gestión se hizo para que el Tesoro Público le pagara la cantidad obrante a la factura.

Después le ingresaron el dinero en la cuenta de su empresa. De ese dinero, Ferragut descontó el 16 por ciento de IVA. Luego metió los más de 10.000 euros restantes en un sobre, el cual fue entregado en mano al capitán Trujillo, en su propio despacho de la Comandancia de Palma. El constructor señaló que todo el dinero estaba en efectivo, que todos los tratos referentes a la obra los hizo con el capitán Trujillo y que en ningún momento habló con el coronel Cuadri de este asunto. Además, añadió que esta actuación la hizo «como favor personal» al capitán Trujillo, y que tras la publicación de la noticia se sintió «totalmente engañado».

Sin embargo, afirmó que ese fue el único sobre entregado al capitán, insistiendo en que no ha realizado ninguna obra más para la Guardia Civil. Añadió que, mediante esta operación, ha perdido «una cantidad importante por el impuesto de sociedades».

El siguiente en entrar en el despacho del juez de Instrucción 9 fue el comandante Asís Olmedo, encargado de asesoramiento e información sobre los trámites de la gestión económica de la Comandancia.

Su declaración explica de forma reveladora las dificultades presupuestarias existentes en la Benemérita. Olmedo comenzó diciendo que García Peña, al incorporarse a su cargo, «le puso de manifiesto sus inquietudes en cuanto a la rehabilitación de la vivienda que le había sido asignada en el pabellón».