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JAVIER JIMÉNEZ
Vientos huracanados, que acabaron formando un 'cap de fibló', alarmaron en la noche de ayer a los vecinos de Llucmajor y causaron daños materiales de consideración. La lluvia también provocó inundaciones en sótanos y plantas bajas.

El tornado arrancó vallas publicitarias y retorció los hierros, como si fueran de goma. Por la mañana los daños eran visibles. En algunas calles, sobre todo por las que había pasado el 'cap de fibló', permanecían sobre la acera carteles arrancados, ramas caídas e incluso paredes que no habían soportado la furia del viento. María, una vecina de la calle Major, resumió la jornada con esta frase: «¡Qué nochecita hemos pasado!». En otras zonas de Mallorca se registraron rachas muy fuertes, como por ejemplo en Cala Rajada, donde los vientos alcanzaron los 93 kilómetros por hora.