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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
El parque de sa Fertilitzadora o Son Costa, inaugurado en 2002 como una de las zonas verdes más hermosas de Palma, ha vivido una semana realmente agitada. Desde el pasado sábado sus parterres, paseos y canchas han sido invadidos en oleadas. Primero por una tromba de más de 200 personas armadas con palos, hachas y bates de béisbol. Luego por una marea de uniformes azules. Y por último, por un desordenado grupo de políticos, mandos policiales y periodistas.

La historia de estos días comienza el mes de marzo, cuando al parque llegó un pequeño grupo de chicos con pantalones caídos y pañuelos que no eran del barrio, y que pronto empezaron a tener problemas con los chavales que vivían en la zona. Los de Son Oliva les acusaban de querer cobrarles por usar las canchas de básket y de organizar peleas de boxeo en el recinto. Ese mismo mes, y después en junio, hubo algún rifirrafe violento que se saldó con varios detenidos, denuncias e identificaciones. La situación era ya un poco caliente, pero se disparó el pasado viernes. El motivo era que uno de los chicos de Son Oliva tenía un brazo en cabestrillo tras una pelea con los nuevos visitantes. El mismo viernes y el sábado por la noche se dispararon los mensajes y llamadas para quedar y echar a ese grupo. El resultado superó cualquier expectativa en número de jóvenes reunidos y en la violencia que estaban dispuestos a emplear. Los jóvenes procedían de barrios muy distintos de Palma, y muchos de ellos ni siquiera habían visitado nunca sa Fertilitzadora. Al llegar al parque se les unieron algunos vecinos. La situación desembocó en una estampida para atrapar a los visitantes, que corrieron hacia Son Gotleu. Ese día no hubo heridos, aunque el lunes la policía ya estaba alertada y envió varias patrullas para evitar nuevas confrontaciones.

La vigilancia prosiguió los días siguientes, y el jueves más de 50 policías montaron controles contra la delincuencia en la zona. Ese día, representantes del Ajuntament de Palma y de los mandos de la Policía Local y CNP afirmaron que la situación volvía a ser tranquila. Aún así, el amplio despliegue policial proseguirá durante los próximos días.

Concepción Martínez, presidenta de la Asociación de Vecinos de Son Oliva, subrayó que estas confrontaciones tienen su sustento en un problema juvenil que se da en toda la ciudad. Para Martínez, «los jóvenes no tienen lugares de encuentro, ni actividades lúdicas que les animen a dejar las calles, la gran mayoría no encuentran trabajo y vienen de un fracaso escolar que les desmotiva para seguir otra clase de preparación profesional, hay poca información y recursos para volver a encaminar a esos jóvenes por un camino más equilibrado». Para la presidenta, los jóvenes no reciben un trato «personal y humanizado en los institutos», y asegura que gran parte del problema es educativo. Martínez también insiste en que la barriada es tranquila, y propone mayor presencia de los educadores de calle «para prevenir estas situaciones y que los niños, que son nuestros futuros jóvenes, tengan más oportunidades de tener una vida más pacífica, cultural, social y educativa».