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Dos de los heridos dados de alta en el Hospital General de Valencia tras el descarrilamiento del metro que causó al menos 41 muertos recordaban ayer momentos del suceso marcados por la alta velocidad del convoy, los cristales rotos de las ventanillas y la oscuridad que se produjo.

Un hombre de 60 años que iba en el vagón que ha descarrilado afirmó, a la salida del hospital, que recuerda que le golpearon trozos de carne sobre el cuerpo y que «ha sido una experiencia horrible», por lo que no volverá a subir más en el metro.

«El convoy iba muy fuerte y ha golpeado con el andén en la curva de la estación de Jesús. Había mucho humo, pero no había fuego. He ido a rastras hasta alcanzar la estación», dijo.

«Tengo el brazo roto y algunas magulladuras», explicó el herido, que suele tomar el metro casi siempre a esas mismas horas.

Una mujer de 79 años que también fue dada de alta ayer por la tarde en el mismo hospital recordó que la Policía rompió el cristal de la ventanilla y una persona le ayudó a salir.

«Lo que más me ha llamado la atención es que todo se puso muy oscuro enseguida», agregó.

En el mismo hospital, una joven que buscaba a su madre afirmó que está segura de ésta iba en el metro porque siempre lo coge a la misma hora y no contesta al teléfono móvil.

«He estado antes en el hospital Clínico y luego iré a La Fe y al -Doctor- Peset», señaló la joven a los periodistas que se encontraban en el Hospital General.