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Eugenio R.R, de 53 años, se entregó ayer a la policía tras confesar que había matado a su ex mujer, Benita del Valle, de 49, cuyo cuerpo descuartizado ha ido apareciendo a trozos en los últimos días flotando en el río Duero, produciendo gran inquietud en la zona. El hombre se entregó después de que durante varios días las sospechas se centraran sobre su persona.

Benita del Valle, de 49 años, desapareció el 1 de marzo, cuando salió de su casa a las 8.30 horas. La mujer residía con su ex marido del que se había divorciado recientemente en un proceso amistoso. La ausencia de problemas entre ambos nunca hicieron sospechar a los hijos que su padre pudiera estar implicado en el crimen.

Las sospechas comenzaron a recaer sobre Eugenio después de que comenzaran a aparecer en el río Duero restos humanos: primero un brazo y luego dos piernas y la cabeza, que la investigación identificó como de un mismo cadáver de mujer. A la espera de realizarse las pruebas de ADN, el pelo rubio y un piercing en la nariz hacen sospechar que se podría tratar de Benita. El ex marido de la mujer se entregó sobre las 11 horas en la comisaría de Delicias acompañado por un letrado, se inculpó y aseguró que los restos encontrados en el río pertenecían a Benita del Valle. Por otra parte, una inmigrante venezolana, que responde a la identidad de María Elena P.V., murió ayer apuñalada por su ex pareja a las puertas de la sede central de la Cruz Roja en la capital grancanaria, a donde había acudido a una cita para buscar empleo.

El agresor, de la misma nacionalidad, tenía una orden judicial de alejamiento de María Elena P.V., de entre 30 y 40 años, a la que dio numerosas puñaladas en el tórax y quien, tras la agresión, buscó auxilio en el edificio de la institución humanitaria.