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Flores para no olvidar. La imagen se repite en numerosos puntos de las carreteras de Mallorca en recuerdo de aquéllos que han perdido la vida en accidentes de tráfico, y para cuyas familias y allegados las cosas nunca volverán a ser como antes.

Es la pura realidad, el drama de la carretera, que entre 1995 y 2005 se ha cobrado la vida de 1.418 personas en Balears: 1.073 en Mallorca, 241 en las Pitiüses y 104 en Menorca, además de centenares de heridos, muchos de ellos con lesiones irreversibles. Y lo que es peor, las cosas parece que están lejos de cambiar, porque durante este año ya han muerto 35 personas como consecuencia de accidentes de circulación: 32 en Mallorca, dos en las Pitiüses y una en Menorca. Un tercio de las víctimas era menor de 30 años de edad y seis no habían ni cumplido los 18 años.

A pesar de las campañas y esfuerzos las causas de los accidentes siguen siendo las de siempre: el exceso de velocidad, hacer caso omiso a las señales de preferencia, la distracción o somnolencia de los conductores y la conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas, situación que ha aumentado en los últimos años.

Sin ir más lejos, en los distintos controles de alcoholemia realizados por la Guardia Civil en Balears este fin de semana, 49 conductores dieron positivo. En Marratxí, por ejemplo, la Policía Local realiza cada fin de semana controles en el polígono de la localidad, junto a dos locales de marcha, y una cuarta parte de los conductores parados también supera los niveles de alcohol permitidos. En Alcúdia, el conductor que atropelló mortalmente a dos guías turísticos también dio positivo.

Ante la elevada siniestralidad, el Consell de la Joventut de les Illes Balears emitió ayer una nota de prensa en la que considera necesario «poner en marcha un plan de actuación con la participación de todas las administraciones implicadas para reducir el número de accidentes y, sobre todo, el número de víctimas».