TW
0

Los autores del ataque a la Audiencia palmesana conocían el edificio y querían destruir expedientes o informes. Ésa es una de las principales conclusiones de la Policía, que de momento no ha identificado a los pirómanos.

Los desconocidos, además, contaron con una ventaja importante: las medidas de seguridad eran mínimas, casi irrisorias. Desde abril de 2005 se había suprimido la vigilancia privada nocturna. Así pues, el edificio contaba sólo con una vetusta alarma -que por cierto no estaba conectada a ninguna empresa de seguridad ni a la Policía- y con barrotes en las ventanas. La Policía Judicial de la Jefatura de Palma se ha hecho cargo de la investigación y los técnicos de la Policía Científica examinaron ayer las salas devastadas por el fuego. Se confirmó que eran dos los 'cócteles molotov' arrojados, y que en el interior había un acelerante para asegurar que la llamas se propagaban rápidamente.

El presidente de la Audiencia, Antoni Terrassa, atajó por la mañana los rumores que circulaban y dijo que «no es posible hacer especulaciones acerca de que el objetivo sea una causa concreta». De hecho, se especulaba con que determinados clanes de la droga pudieran estar detrás del atentado, un extremo que de momento no se ha podido confirmar. Una hora antes de iniciarse el incendio una persona fue identificada en las cercanías de la Audiencia, que desde ayer cuenta con una vigilancia policial permanente. El sindicato CSI-CSIF remitió ayer un comunicado en el que critica las precarias condiciones de seguridad en la Audiencia y anuncia que solicitará el cierre de todos los edificios judiciales que no cumplan con unas medidas mínimas. Ayer, el jefe superior de Policía, Eliceo Àmez, visitó las dependencias afectadas.